Bien está claro que sin el aporte grupal es imposible hacer cultura. Por otro lado, hay que tener claro que el desarrollo del individuo y el cuidado que este le invierta a sus intereses son elementos que contribuyen con el desarrollo cultural de las comunidades. A su vez, el desarrollo económico de la sociedad se nutre a través de la combinación de perspectivas culturales, de valores individuales y de las intenciones de progreso que los líderes apoyen.
La dinámica grupal de la cultura fortalece los servicios y oportunidades. No obstante, es el individuo quien debe identificar su aporte como ente cultural singular. Además, debe cultivar dichos valores para que sean de beneficio. Llevar a cabo un autoanálisis de cada esfuerzo es buena práctica en el proceso de balancear el ser individual y lo que se comparte con otros. Aunque suene un tanto egoísta, cada persona debe enfocarse en encontrar agrado en sí mismo para poder serle de apoyo a otros. La persona tiene que pensar en lo que le favorece, al mismo tiempo que necesita integrarse para hacerse elemento de bondad en la sociedad.
Así pues, entendemos que no se puede ser parte de la dinámica grupal de la cultura sin ser pieza fuerte en el cuidado y desarrollo personal. El estar en armonía con nosotros mismos y tener motivación para crecer en todas las destrezas que deseamos avanzar, es parte de ser un ente cultural completo y que completa a otros.
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