Siempre hay una manera desterritorializar la significación: ante el dolor, la calma, siendo nosotros mismos y estar siendo a pesar de lo desafortunado de quienes escriben desde la ficción del apocalipsis, por eso estar tranquilos para estar quieto. Siempre existe la posibilidad, el potencial, la promesa de avanzar, articular, un mundo de bondad y gratitud.
En tiempos aparentemente estrechos
Cada paso gozado
una hazaña irrepetible,
la huella puede ser pesada
y descubrir su resistencia.
Es por ello que nos hacemos mil veces
en el espejo del agua.
A veces en un sueño y a veces fuera de él.
Creamos claves intermedias de silencio.
No es necesaria una máscara
para entrar y salir de uno.
No se puede negar la tribulación,
ese otro lado nuestro,
ese otro que soy y no soy,
que no sé cómo ser,
pero que me hace vivir,
me disturba, me cambia.
Se necesita el significado de lo opuesto.
Tengo el deseo de revolver
el orden del espacio,
desorientándolo, cambiando los muebles,
dislocando cosas y escenas,
vaciando estructuras y
volcando sus propiedades al revés.
Las palabras a veces tienen una forma de calmarse
y luego, no tenemos una forma de calmar las palabras,
entonces, la opción de estar quietos
y callados para estar quietos,
siendo nosotros mismos,
estaremos siendo.
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