Intentando leer un mundo complejo y a menudo tan insólito.
Empatía en la oscuridad
La luz de la luna se cuela a intervalos
por la ventana.
La radiación de la conciencia y el alma
-o el reflejo de la misma-
no permiten fingir que las flores son suficientes,
flores en las paredes, flores en platos, flores en los cabellos,
flores que iluminan los días grises.
El Apocalipsis en la Biblia, fue un episodio humano,
pero ahora, un desastre más profundo y diferente.
Me cuesta adaptarme al temblor de las hojas,
vivimos más que una distorsión tectónica,
varios misterios, sonidos fantasmas,
ideas que se encarnan en criaturas insólitas.
Quisiera escuchar musicales:
jazz, ópera, Springsteen,
pero tantos viajando al inframundo.
Los más sabios entre nosotros
siempre creyeron en nada. Cuando
se apagó la lámpara de la fe, no sabían nada.
Este poema lo robé de mi incertidumbre, mi incertidumbre sin fin.
No quiero encontrar a la abeja muerta. Quiero que viva,
que encuentre su camino fuera de este poema, lejos de
mi incertidumbre, sé que la incertidumbre me encontrará de nuevo.
Parece que nada es necesario para explicar cómo
son las cosas …
Tal vez, la música de Emily,
que parece salir de un bosque de otros símbolos,
me empuje hacia adentro y hacia arriba,
me aleje del rugido del abismo,
escuche la voz clara y humana
mientras la miseria se ahoga,
pronuncie un proverbio más antiguo
que las pirámides:
Si he cerrado un ojo al mal,
será mejor que no parpadee.
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