El Intruso, un relato de Melanie Márquez Adams (I) | La Nota Latina

El Intruso, un relato de Melanie Márquez Adams (I)

Un hocico presionado contra el vidrio. Eso fue lo primero que la mujer divisó del intruso. Lo encontró tan quieto, que por un momento pensó que estaba muerto. Se acercó de puntillas, conteniendo la respiración; golpeó la puerta transparente con los puños. Nada, no se movía. Se agachó a la misma altura que la del visitante impertinente para cerciorarse de que no respiraba cuando, sin aviso, este pegó un salto magnífico. La mujer perdió el equilibrio y cayó de espaldas. Hizo a un lado su cara y puso sus manos como escudo, olvidando por un instante que existía una barrera entre los dos.

Se sintió increíblemente tonta por dejarse sorprender así. “¡Ya ves! Por eso te dejaron, ¡porque eres una estúpida!”. Mientras se decía esto, comenzó a hacer la cama, halando y lanzando todo de mala gana. Un pensamiento entrometido la congeló a medio hacer. “¿Para qué arreglas tu cuarto? Total, nadie más que tú lo va a usar. Ya no existe ninguna razón para que ordenes ni limpies nada”. Encogiendo los hombros, caminó a la cocina y sacó de la nevera un pastel de chocolate embadurnado de crema. Ya se había comido casi la mitad.  Espantó el sentido de culpa como si fuera una mosca. No iba a permitir que regresara a molestarla. “No tiene caso ya, a nadie le importa que te pongas gorda”.

Vio el reloj marcar las once de la mañana. Se sentó en el sofá y encendió la televisión. Era la hora del noticiero. Todo lo que reportaba la rubia oxigenada de la pantalla era deprimente. Patético. Comenzó a apretar los botones del control remoto con furia. Por fin aterrizó en una película cursi, de esas en que la protagonista fracasa durante casi toda la trama pero que así de repente —justo un poco antes de que aparezcan los créditos— las soluciones a sus problemas le caen del cielo. Además, para cerrar con broche de oro, atrapa a un galán millonario. Colorín colorado. Exactamente lo que se le antojaba ver. Ya no tenía que estar enterada de los acontecimientos del país o del resto del mundo. ¿A quién rayos le importaba el resto del mundo? No había nadie a quien seguirle la conversación, nadie que la juzgara por ver lo que le diese la gana.

Y ahí se quedó anclada hasta la media tarde. En el plato donde antes había un pastel, apenas quedaban unas migajas nadando entre la grasa. Pero en el momento exacto en el que la vocecita de su cabeza estaba a punto de asaltarla con reproches, por el rabo del ojo alcanzó a ver el hocico.

…..

No te pierdas la segunda parte de esta historia, muy pronto aquí, en La Nota Latina. Si no quieres esperar a conocer el desenlace, puedes leer el relato completo en la colección de cuentos Mariposas Negras, de Melanie Márquez Adams, disponible en Amazon —papel y Kindle— en el siguiente enlace: http://a.co/9BCsCSe

La autora ecuatoriana conversará sobre su obra durante la Feria del Libro de Miami, el sábado 17 de noviembre a las 4 pm en el salón 8525 del Wolfson Campus del Miami Dade College.

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