Cada día es una novedad, salvo que no queramos ver o escuchar. Nuestro cuerpo nos habla, también el de los demás que forman parte de nuestros círculos afectivos. Atentos sabremos cuando «salir es también entrar».
Abrir la puerta en la que salir también es entrar
Las horas son implacables en su deseo
bajo tantos párpados.
A veces caminamos por castillos vacíos,
sintiendo el silencio y también el ruido
de quienes fueron dueños o visitantes.
Uno crece más amplio.
Distraído opté por tener en cuenta,
célula por célula
en el tránsito al interior del propio cuerpo.
Luego, la vigilancia me pareció un falso dios.
Hay que aceptar cuando el brazo izquierdo,
luego el derecho, finalmente el cuerpo
eligen una melodía no habitual.
¿Cómo entender la fecha de los otros?
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