Sin duda alguna, Walt Disney, el gran productor, director, guionista y animador estadounidense, transformó nuestra visión del mundo para siempre. La sonrisa y voz chillona de un ratón fue el inicio de un paraíso animado, que hoy mueve a una industria rutilante, siempre en expansión, conquistando territorios por doquier. La Nota Latina le dedica esta semblanza desde su lado más motivador.
La capacidad imaginativa de Walt Disney no tenía límites. Quizás respondiendo a un etapa histórica, incluso fue espía del FBI –consta en su biografía oficial- un fondo de leyenda empaña los esfuerzos de sus biógrafos. Hay quienes aseguran que fue un inmigrante europeo, de origen español, que luego falseó su origen. Hasta se dijo por años que lo tenían hibernando bajo modernas técnicas, en espera de que en un futuro cercano pudiese despertar y con nuevos procedimientos, los médicos pudieran devolverle la salud. Quién sabe, cada quien puede creer lo que quiera.
Lo que sí es que Walt Disney transformó la vida de todos desde un fantástico mundo animado. Nació el 5 de diciembre de 1901 en Chicago, Illinois, hijo de un inmigrante irlandés que migró primero hacia Canadá y una maestra de escuela natural de Ohio, descendiente de alemanes. Murió en 1966 a causa de cáncer de pulmón por ser un empedernido fumador y fue incinerado a petición de la familia.
Hoy es todo un icono de la industria de la historia del cine de animación infantil, por sus extraordinarios aportes como productor, director, guionista y animador.
Junto a su hermano Roy empezó a producir dibujos animados y en 1928 estrena el corto animado donde debuta su mítico personaje: Mickey Mouse. Nada fácil fueron sus comienzos, pero de algo no hay dudas: la palabra ‘rendirse’ no existía en su vocabulario y eso que experimentó la quiebra total y se repuso de ella.
Funda la compañía The Walt Disney Productions y con ella logra una larga lista de éxitos e hitos dentro y fuera del cine que lo catapultaron más como un exitoso hombre de negocios. En 1938 estrena Blancanieves, primer largometraje animado de lengua inglesa, y el primero en utilizar el Technicolor. Batió récords de taquilla con 8 millones de dólares durante su estreno, sólo en Estados Unidos. Y el mundo entero sucumbiría a ese encantado mundo del cine animado, donde príncipes y princesas en eterna lucha del bien contra el mal, salen prácticamente de la pantalla y se alojan en nuestras casas a través de una rutilante industria de mercadeo y merchandising. Otro logro de Disney.
Walt Disney es la única persona que ha recibido 32 premios Óscar, de los cuales 4 fueron honoríficos. Doce de ellos fueron otorgados a cortometrajes de animación, categoría que las producciones Disney prácticamente coparon durante la década de 1930; menos conocido es el hecho de que Disney recibió también 10 estatuillas por la producción de películas de imagen real, entre ellas, dos largometrajes, en las categorías de mejor cortometraje de imagen real, mejor cortometraje documental y mejor largometraje documental. No recibió nunca el Óscar al mejor largometraje, aunque Mary Poppins fue una de las nominadas en 1965, poco antes de la muerte de Disney. Los Óscar honoríficos concedidos a Blancanieves, en 1939 (un premio muy especial entregado por la actriz Shirley Temple con sus respectivas 7 miniaturas) y a Fantasía, en 1942. También fue galardonado con siete premios Emmy.
Si lo sueña, lo construye
El sueño de Walt Disney no sólo tenía que ver con personajes de caricaturas. Su visión a largo alcance iba más allá. Su primer parque nació para recrear su pasión por los trenes en miniatura en su propia casa, una mansión con bastantes jardines y como espacio de disfrute para las familias de sus empleados. Eso lo anima a construir e inaugurar en 1955 el emblemático parque Disneylandia en Anaheim, California, donde todos los sueños se convierten en realidad. En sus calles circulan Mickey, Minnie, Pluto, Donald, Peter Pan… en fin, cuanto personaje de sus películas exista. Sus parques temáticos hoy están en Orlando, Estados Unidos; Eurodisney en París, Disneyland Tokio en Japón y Shangai Disneyland aún en construcción en China.
Todo lo que su mente imaginó, lo convirtió en realidad. Transformó así el concepto empresarial, el branding, el mercadeo y la atención al cliente. Le dio un sentido tan único a eso que hoy domina el quehacer empresarial. Una gran industria nació a la par de su incursión en la gran pantalla.
Sus frases son guía para todo aquel empresario que quiera seguir los pasos del creador de Mickey Mouse. Es un referente mundial, porque en sus negocios Walt Disney aplicó una filosofía de vida que le condujo al éxito y que se lo marca a los demás: atención al detalle, una dedicación hacia la gente, creer en lo imposible y hacerlo realidad.
Aunque Disney se involucró con la política y la guerra, más por circunstancia histórica que por otra cosa, siempre creyó y fue fiel con el American Dream, defendiendo a ultranza el American Way of Life, el estilo de vida estadounidense, cuyos valores están patentados en todas sus películas, incluso las actuals.
De sus célebres frases rescatamos algunas: “Piensa, Sueña, Cree y Atrévete”, “Si tienes un sueño y crees en él, corres el riesgo de que se convierta en realidad”, “Pregúntate si lo que estás haciendo hoy, te llevará a donde quieres llegar mañana”, “No duermas para descansar, duerme para soñar. Porque los sueños están para cumplirse”, “Son muchas las manos y los corazones que contribuyen al éxito de una persona”, “El valor de la fuerza de voluntad abre caminos”, “Las ideas proceden de la curiosidad”, “Si puedes soñarlo puedes hacerlo, recuerda que todo esto comenzó con un ratón”, “Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino jamás dejar de subir”, “Todos nuestros sueños pueden convertirse en realidad si tenemos la valentía de perseguirlos”, “El amor es una filosofía de vida, no una etapa de enamoramiento” y “Hacer lo imposible es una forma de diversión”.
Un imperio de orejas redondeadas
El clásico sello de Walt Disney Productions es el ratón. Actualmente es la más célebre productora del campo de la animación y la mayor compañía de medios de comunicación y entretenimiento del mundo. Esta corporación, que se conoce hoy con el nombre de The Walt Disney Company, obtiene beneficios anuales por más de 36.000 millones de dólares.
En 1923 su estudio se declaró en banca rota tras crear un corto de acción real y animación titulado Alice’s Wonderland. Convencido de que sí había futuro, vendió su cámara y viajó en tren hasta California. Dejó a sus amigos, familia y antiguos empleados, pero se llevó con él la película Alice’s Wonderland. Con 40 dólares en el bolsillo y su película sin terminar en su maletín, quiso abandonar el cine de animación, para convertirse en director de películas de acción, pero no le dieron trabajo.
Decidido como nadie, se puso a trabajar en el garaje en casa de su tío Robert y monta allí su primer estudio en California. Envió la película Alice’s Wonderland a la distribuidora neoyorquina Margaret Winkler, quien mostró un gran interés por la película y contrató a Disney para producir más películas combinando animación e imagen real.
Convence a su hermano Roy, quien se estaba recuperando de una tuberculosis en un hospital de veteranos de Los Ángeles, para que llevase la gestión económica del estudio. A petición de Disney, la actriz protagonista de Alice’s Wonderland, Virginia Davis y su familia se trasladaron a Hollywood desde Kansas City e inicia así su carrera. Este fue el comienzo del Disney Brothers’ Studio, el germen de la futura The Walt Disney Company.
El rumbo de la empresa cambió en 1928 con el nacimiento de Mickey Mouse y cuando Disney pierde gran parte de su personal en una disputa por acuerdos económicos con los productores de sus cortometrajes. En su nueva búsqueda, Disney creó una película sonora, Steamboat Willie, que el empresario Pat Powers distribuyó con la adaptación del Cinephone, un sistema de sincronización de sonido. Desde entonces, todas las películas de Disney serían sonoras. El propio Disney se encargó de los efectos vocales de sus primeros cortometrajes y fue la voz de Mickey Mouse hasta 1947.
Con Mickey Mouse, Walt Disney conoció un extraordinario éxito, hasta el punto de que, en 1935, la Sociedad de Naciones le premió con una medalla de oro, declarando a Mickey ‘símbolo internacional de buena voluntad’.
En 1930 Mickey Mouse sería lanzado como cómic para la prensa y empiezan a surgir los primeros productos relacionados con el personaje: juguetes, ropa, relojes, hasta brazaletes diseñados por la firma Cartier. Numerosas personalidades públicas declararon su admiración por Mickey Mouse, incluyendo a la actriz Mary Pickford, al presidente de Estados Unidos Franklin Delano Roosevelt, a Benito Mussolini e incluso al rey de Inglaterra, Jorge V.
El roedor más famoso del mundo, a sus 87 años, es todo un símbolo de la cultura estadounidense, imagen del más grande imperio de la mercadotecnia mundial, y el único personaje animado con una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood. Ni los expertos saben cómo evaluarlo: «No sé si es posible calcular la influencia global de Mickey Mouse en la cultura popular», expresó Andy Stein, autora del libro «Why We Love Disney: The Power of the Disney Brand».
Manos a la obra como hizo Walt Disney, imaginemos, creamos, soñemos y a atreverse, que el éxito está allí, esperando por nosotros.
Evelyn Navas @EcnaproAsesoria @lanotalatina
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