A veces, al elegir el tema adecuado para mis cartas, me siento como si recorriera una galería llena de asuntos actuales: hay tanto por explorar y profundizar. Podría hablar de política, especialmente con los recientes resultados, pero prefiero no entrar en esa línea. Aunque, debo confesar que estos comicios me han dado mucha alegría, porque creo que con la elección del Presidente Donald Trump, Estados Unidos está en camino de recuperar su grandeza de nuevo. Sin embargo, la reflexión de hoy tiene un enfoque personal, de esos que, al escribir y releer, me dejan enseñanzas que disfruto compartir con todos ustedes.
Quiero hablarles de algo que descubrí hace poco: el arrepentimiento más frecuente de las mujeres al llegar a los 85 años, según un estudio de Harvard. Este estudio ha sido llevado a cabo durante 85 años, ¡imagínense!, observando generaciones y sus patrones de felicidad y arrepentimiento. Robert Waldinger, psiquiatra y director de esta investigación, reveló que el mayor arrepentimiento de las mujeres en sus últimos años no es sobre trabajo, metas no alcanzadas o posesiones materiales. Es algo más profundo: haber vivido en función de las opiniones de los demás, y no de sus propios deseos.
¡Impactante!, ¿verdad? Pienso en eso y me pregunto: ¿tenemos que esperar hasta los 85 para liberarnos del peso de la mirada ajena y vivir plenamente?
A veces las opiniones de otros nos llegan como una sombra constante, que nos limita y nos da miedo a ser auténticas. Y lo cierto es que, al final de la vida, lo único que queda es nuestra historia, lo que elegimos vivir. Pero no todo está perdido, porque también el estudio señala una pequeña práctica denominada “la caminata de gratitud”, puede ayudarnos a vivir con más satisfacción a partir de ahora.
No se trata de algo complejo ni inalcanzable; es un simple paseo donde, paso a paso, vamos reconociendo lo bueno que tenemos, lo positivo en cada día, lo bello en cada ser querido. Arthur Brooks, experto en bienestar de Harvard, la promueve como una poderosa herramienta para reducir el estrés y aumentar el bienestar. La ciencia confirma que este hábito sencillo tiene un impacto real: mejora el estado de ánimo, reduce el estrés y, según la investigadora Ying Chen, incluso ayuda a vivir más años.
Entonces, en este camino, ¿por qué no empezar hoy mismo? Agradecer más y preocuparnos menos por los juicios de otros. Vivir con autenticidad y gratitud no es un lujo que podamos dejar para después. Es una decisión diaria, un acto de valentía que nos permite vivir sin miedo y construir una vida que, cuando la miremos hacia atrás, no esté llena de “hubiera”.
Sigamos adelante, sin esperar a los 85 para vivir nuestra vida como realmente queremos. Que nunca nos arrepintamos de habernos dejado ser, de haber agradecido, y de habernos amado por quienes somos y no por la aprobación de otros.
En la Biblia, ese libro al que siempre volvemos encontramos este versículo “No os conforméis a este siglo, si no transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. Romanos 12:2
Este versículo nos invita a vivir en autenticidad y en una conexión con lo que es verdaderamente bueno y esencial para nosotros, sin dejarnos llevar por las expectativas externas.
Gracias, gracias, gracias por leerme, compartir nuestros relatos y publicitarse con nosotras. Recuerden que aquí estamos para redactarles una nota de presentación, la entrevista que les ayudara a potenciar sus marcas, llevarles sus redes sociales desde cero o escribirles su historia y convertirla en un libro.
Pueden leer en La Nota Latina/ La Nota-Latina.com
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