La viveza criolla es señalada por algunos como una de las causas principales de la profunda crisis política, social y económica que transitan actualmente nuestros pueblos latinoamericanos; la frase se refiere a una filosofía existencial o modo de vivir, donde quien lo practica busca siempre obtener ventaja de otro, sean cuales sean las circunstancias.
Es un enfoque egocéntrico que suele transmitirse intergeneracionalmente o entre pares durante el proceso de socialización, verbalmente a través cuentos o historias. Explícita o implícitamente, la persona va siendo moldeada o programada bajo este esquema de pensamiento socialmente aceptado y promovido a través del ejemplo o la celebración de quienes lo practican.
Según esta filosofía, el “vivo” prevalece sobre el “no vivo”, y quien la practica tiene de algún modo, el éxito asegurado. Así pues, los padres, hermanos o tíos se encargan de transmitirlo “con la mejor intención”, buscando consciente o inconscientemente garantizar “la supervivencia” de los suyos. Esta es la razón por la que está tan extendida la viveza criolla. Pero, ¿cuán de cierta es? ¿Realmente quienes la practican suelen tener el éxito asegurado?
Comencemos por revisar sus bases. El modelo presupone para cada “vivo”, la existencia de un “no vivo”. O sea, de alguien en cierta manera inferior al otro, de quien es fácil tomar ventaja. Esta postura menosprecia o subestima a los seres humanos, es completamente falsa ya que ninguna persona es “inferior” a otra, y todos merecen ser aceptados como “iguales” entre sí, ser respetados.
Así que el irrespeto, promueve la desigualdad y el abuso. Cuando yo te acepto como igual, explícita o tácitamente te estoy respetando. En el plano espiritual, el EGO es el gran generador de desequilibrio. Si tus acciones apuntan exclusivamente a tus ganancias, sin considerar a los demás, estás generando desequilibrio. Éste afecta todos los planos de tu existencia. En los planos espirituales son energías densas que tarde o temprano se manifestarán en trastornos mentales o físicos.
En el plano social, sucede igual. Multipliquemos esta manera de vivir por el número de habitantes de un país y podremos comprender el origen de su realidad percibida. La indiferencia hacia el bien común, la corrupción, las prácticas deshonestas, el individualismo extremo, el soborno a las autoridades, el debilitamiento de la moralidad, la costumbre o hábito de desviar las propias culpas a los demás son los resultados de la práctica de la viveza criolla.
El ser congruente es la premisa fundamental de quien trabaja su trascendencia, por ende conscientemente evitará cualquier acción que pueda generar desequilibrios. Busca desde la igualdad producir bienestar, más allá del Ego. Antes de actuar toma en cuenta el efecto de estas acciones en los demás y trata que sea positivo.
El desarrollo espiritual parte de la aceptación de que formamos parte de un todo que nos trasciende y que nuestras acciones y pensamientos influyen de uno u otro modo en las vidas de los demás. Es fácil comprender que la práctica de la viveza criolla, no es parte de la vida de quien busca evolucionar espiritualmente.
La viveza criolla es un mecanismo de multiplicación de miseria, dolor y desventuras en todos los ámbitos, la cual lejos de promover el éxito del individuo termina por aniquilarlo espiritual y humanamente en todos los planos de su existencia.
Luz y Paz para ti.
LIDIA NESTER
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