Maduro anunció que el subsecretario de Estado, Thomas Shannon, pronto viajará a Caracas para avanzar en una “agenda positiva” entre ambos países.
El presidente venezolano Nicolás Maduro se reunió el pasado lunes con el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, en el marco de la ceremonia de la firma del Acuerdo de Paz en Colombia, celebrada en Cartagena de Indias. El martes, Maduro ofreció algunos detalles del encuentro en su programa televisivo Contacto con Maduro.
El mandatario venezolano explicó que habló durante 40 minutos con Kerry en un clima “de respeto y claridad en los conceptos”, además, contó que la reunión fue brevemente interrumpida por los mandatarios de Colombia, Cuba y Costa Rica, que se acercaron a saludarlos.
“He querido y quiero las mejores relaciones de diálogo y respeto con Barack Obama, como presidente de Estados Unidos”, dijo Maduro y agregó: “Y con el presidente o la presidenta que venga después, sea uno u otra”.
Venezuela y Estados Unidos
Maduro también anunció que el subsecretario de Estado, Thomas Shannon, pronto viajará a Caracas para avanzar en una “agenda positiva” entre ambos países. De concretarse, sería la segunda visita del funcionario estadounidense, quien ya estuvo en Venezuela en junio.
“¿Podemos entendernos? Yo creo que sí. ¿Podemos hacer una agenda positiva? Sí, y es lo que vamos hacer”, declaró Maduro. Aseguró que también había invitado a Kerry, quien le contestó que visitaría Venezuela si las reuniones son positivas.
Un funcionario estadounidense, que pidió mantener el anonimato, dijo que la reunión entre Kerry y Maduro se había organizado dos semanas antes de la ceremonia en Colombia. Los venezolanos cancelaron la semana pasada pero, en el último minuto, Maduro decidió asistir a Cartagena.
Por lo pronto parece haberse iniciado una nueva tentativa de deshielo de las relaciones entre ambos países. Pero estas no son circunstancias normales: la crisis económica y política han aislado a Venezuela como nunca antes, y no solo de Estados Unidos.
La grave escasez de alimentos y medicamentos provocó que Perú hiciera un llamado internacional para presionar a Maduro con el fin de que acepte donaciones humanitarias, pero el presidente venezolano se ha negado. Mercosur ya ha amenazado con expulsar a Venezuela por las violaciones a los derechos humanos y el incumplimiento de sus reglas comerciales.
Incluso el Departamento de Estado, después de la reunión entre Kerry y Maduro, emitió un comunicado indicando que el encuentro en Cartagena no fue una sesión de fotos, sino la oportunidad para que Kerry expresara la preocupación del gobierno estadounidense “por los problemas económicos y políticos que han afectado a millones de venezolanos”.
Este 2016, marcado por el colapso económico, ha sido uno de los años más inestables de Venezuela, lo que ha despertado los temores entre los diplomáticos que luchan por mantener relaciones con ese país.
La inflación de tres dígitos y una contracción económica del 10 por ciento se produjeron al mismo tiempo que Maduro ha enfrentado a un congreso dominado por la oposición y un movimiento que busca sacarlo del poder mediante un referendo revocatorio. Pero Maduro se ha rodeado de un grupo de políticos de línea dura y militares, además ha bloqueado las decisiones parlamentarias con el Tribunal Supremo de Justicia y ha encarcelado a muchos opositores.
Desde hace varios años, Venezuela y Estados Unidos no han tenido embajadores en sus respectivas capitales. En privado, los funcionarios estadounidenses han dicho que durante mucho tiempo las intenciones de Maduro han sido impredecibles.
La reciente disputa con el Mercosur ilustra cómo la inestabilidad política del país está provocando su aislamiento de las naciones vecinas. Este mes, cuatro aliados de Venezuela —Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay— se negaron a permitir que el gobierno de Maduro tomara posesión de la presidencia rotativa del grupo, acusándolo de violaciones a los derechos humanos, entre otras transgresiones a los estatutos del grupo.
Muchas de las denuncias provienen de la represión contra los intentos de celebrar un referendo revocatorio. A pesar de tener un amplio apoyo entre la población, según las encuestas, el gobierno dijo recientemente que retrasará el referendo para permitir que Maduro elija a su sucesor en caso de ser removido del cargo.
Esa decisión no es bien vista por el Departamento de Estado debido a los problemas que puede causar, citando las restricciones a los medios y los “inexplicables retrasos” que “privan a los ciudadanos venezolanos de la oportunidad de decidir el rumbo de su país”. La semana pasada, Venezuela respondió con un aluvión de críticas en contra de Estados Unidos durante un discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, pronunciado por la canciller Delcy Rodríguez después de que Maduro cancelara abruptamente su viaje a Nueva York.
Otros países han expresado su preocupación por la crisis humanitaria de Venezuela pidiéndole a Maduro que simplemente acepte la ayuda humanitaria. Este mes, Pedro Pablo Kuczynski, el nuevo presidente de Perú, le pidió a un grupo de naciones, entre las que destacan Chile, Argentina y Colombia, que comenzaran el envío de medicamentos y alimentos. Sin embargo, no lucía esperanzado.
“Ahora Maduro no quiere aceptar la ayuda porque dice que todo está perfecto en Venezuela, pero eso no es verdad y todo el mundo lo sabe”, dijo en una entrevista reciente. “Y lo segundo es que tiene que generarse una presión de una manera respetuosa, sin tratar de interferir mucho. Tiene que haber algún tipo de persuasión moral”.
Fuente: nytimes.com
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