Los venezolanos, todos estamos sumidos a los vaivenes de la política equivocada de la izquierda y la derecha, sin que veamos un resultado positivo y definitivo para salir de la actual coyuntura económica.
En Venezuela es evidente que son otros los que deciden por nosotros sobre la forma de vida que debemos llevar. Los venezolanos, todos estamos sumidos a los vaivenes de la política equivocada de la izquierda y la derecha, sin que veamos un resultado positivo y definitivo para salir de la actual coyuntura económica.
La economía actual en Venezuela ha sufrido los latigazos de un modelo obsoleto y preñado de incapacidad en el desarrollo social de la nación. La situación se agudiza porque los salarios paupérrimos están en el subsuelo, con una inflación agigantada que devora la economía familiar, la más alta del mundo.
Mientras se debate en el país la salida a la crisis a través de un diálogo, la población se desespera porque observa más nudos en la cuerda para llegar a un acuerdo.
A la par se han implantado cantidad de jornadas para el desarme y el resultado ha sido un efecto multiplicador porque en las cárceles hay un dominio absoluto de armamento y en las calles la población se siente insegura por la cantidad de hampones armados, cometiendo libremente hechos sangrientos. No en vano somos considerados el país más violento del mundo.
Aproximadamente cinco mil personas asesinadas a manos de cuerpos de seguridad del Estado, es el balance para cerrar el 2016, de acuerdo con estimaciones preliminares ofrecidas por el criminalista Fermín Mármol García.
La desesperación toca fundamentalmente a las familias, que llevan encima de sus hombros el mayúsculo problema de la manutención de niños y adultos mayores, el sector más vulnerable que se ha cobrado vidas a lo largo de los meses actuales y en años anteriores.
A estas alturas se discute la sinceridad o no de un diálogo inútil, donde intervienen personalidades internacionales, sin que hasta el momento exista una solución para el hambre y las condiciones graves de salud de muchos venezolanos.
Un pensamiento de Simón Bolívar es oportuno recordarlo en estos tiempos, él dijo: “La confianza ha de darnos la paz. No basta la buena fe, es preciso mostrarla, porque los hombres siempre ven y pocas veces piensan”.
Los ciudadanos de este país merecen y reclaman más atención en la alimentación, salud y seguridad, son indispensables cuando se juega el futuro del país.
La familia venezolana está obligada a despertar del letargo y tomar las riendas de la nación. ¿Qué cómo lo vamos hacer? Tal como lo hace cada uno, cuando en los hogares falta la comida, medicinas y no hay dinero porque tampoco tienen empleo. Salir a la calle a exigir el orden y lo que nos pertenece, es la salida. No tenemos que llenarnos de temor, inseguridad y desaliento. Querer y amar a Venezuela es un compromiso que tenemos desde que Dios nos coloco en este territorio. Defendámoslo! Dios está con nosotros.
@susanamorffe
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