Los cambios en la sociedad traídos por los retos en la salud mundial a causa de la pandemia nos hacen reflexionar sobre el efecto de los valores culturales. Estamos viviendo una transformación global, desde los más pequeños hasta los que han habitado este planeta por más años, todos estamos aprendiendo a vivir y convivir de otra manera. ¿Qué será de nuestra cultura en este nuevo contexto de relaciones humanas? ¿Cómo nos interrelacionaremos cuando por seguro seguiremos aislados por muchos meses más? La respuesta está en saber identificar nuestros valores culturales como la fortaleza de nuestra subsistencia. Al identificar que la cultura es un sistema al cual pertenecemos porque nacimos en ese contexto y estamos marcados desde el principio por las necesidades de allí. Si nos mudamos a otro país, entonces adoptamos además las necesidades de ese nuevo lugar.
Lo que indica la reflexión planteada es que culturalmente somos el resultado de las necesidades de nuestro entorno. Actualmente el entorno de necesidades es igual para todos los países, la pandemia nos puso a todos a pensar en solucionar los mismos problemas. Los retos actuales se resumen a cómo practicar protocolos de higiene para no contagiarnos, cómo reactivar la economía y cómo preservar nuestras tradiciones para no sentirnos emocionalmente aislados. La tecnología nos ha ayudado mucho con esas tres metas, pero todos sabemos que la sociabilidad se construye mejor cuando podemos interactuar en persona. Por ejemplo, la cultura alrededor de los deportes, tanto jugadores como fanaticada, se nutren del compartir en persona y de activar tradiciones como las comidas, los paseos a competencias y las fiestas de celebración cuando hay una victoria. Todas estas prácticas requieren de estrechas interacciones entre seres humanos.
Valores culturales:efectos
El efecto de los valores culturales que vienen de querer solucionar necesidades en comunidad es positivo en el momento histórico que estamos viviendo. Al ser las necesidades las mismas para todos a nivel global, entonces quiere decir que estamos compartiendo valores culturales con miembros de otras culturas con las que nunca hemos estado en contacto directo. Hoy más que nunca, nuestro aporte cultural tiene un impacto a nivel global. Comunidades pequeñas y aisladas están pasando la pandemia con más facilidad que las ciudades modernas. Gracias a los valores de comunidades rurales las urbes no han sufrido de escasez de alimentos y gracias a los avances de las sociedades modernas hay grandes esperanzas en encontrar vacunas y equipo de protección personal contra este virus o cualquier otro que venga en el futuro.
La educación cambiará para siempre. El siglo XXI es la era del conocimiento cultural, es la era del aprendizaje de la vida sin prejuicios, es la era donde el liderazgo se basará en la interculturalidad. El valor del individuo como aporte a la sociedad se comienza a atar a su cultura, a la suma de sus acciones de liderazgo de valor cultural menos lo que reste su comportamiento de violencia pasiva. En esta era el materialismo y el consumo los estamos suplantando por la seguridad física y psicológica. La esperanza es que las generaciones de relevo con estos nuevos valores de paz basados en el conocimiento cultural, además logren un balance de los recursos naturales del planeta. Felices fiestas de fin de año 2020 para todos en reflexión cultural. #CulturePhilanthropy.
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Foto portada: Dazzle Jam en Pexels
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