A raíz del tiroteo más letal de la historia reciente de Estados Unidos ocurrido el domingo en Las Vegas, Donald Trump deberá enfrentar nuevos cuestionamientos a la venta de armas de fuego en el país norteamericano.
El autor de los disparos (Stephen Paddock), que se suicidó, tenía en su poder más de diez fusiles en la habitación del hotel desde donde abrió fuego.
Las autoridades no vinculan por el momento la matanza -que dejó más de 50 muertos y cinco centenares de heridos- al terrorismo internacional, pese a que fue reivindicada por el grupo Estado Islámico (EI).
En una breve alocución desde la Casa Blanca, el presidente denunció un acto que representa «el mal absoluto» y llamó a Estados Unidos a mantenerse unido y a orar. Pero no dijo ni una palabra sobre las armas de fuego. Poco después, su portavoz, Sarah Huckabee Sanders, opinó que era «prematuro» emprender ese debate.
A pesar de que la investigación recién comenzó, los adversarios demócratas del presidente estadounidense ya exigen, cualesquiera hayan sido las motivaciones del homicida, una modificación de la legislación sobre armas, tema que suscita virulentas pasiones en Estados Unidos.
Apoyado en la campaña electoral por la mayor organización estadounidense defensora del derecho a poseer armas de fuego, la National Rifle Association (NRA), Donald Trump siempre fue un feroz defensor de la Segunda Enmienda de la Constitución, objeto de ásperas discusiones sobre su interpretación, que estipula que no se puede atentar contra «el derecho del pueblo a tener y portar armas».
Algunas horas después del drama, su ex rival demócrata, Hillary Clinton, pidió un debate de fondo sobre las armas. «Nuestra pena no es suficiente. Podemos y debemos dejar la política de lado, enfrentar a la NRA y trabajar juntos para intentar que esto no vuelva a ocurrir», escribió en Twitter.
«Siempre hay (personas que matan) con historias y motivaciones diferentes, su trágico elemento en común es tener armas poderosas», destacaba por su lado Ben Rhodes, ex asesor de Barack Obama, quien intentó en vano que el Congreso legislara sobre el asunto.
Masacre tras masacre, los demócratas no dejaron de intentar hacer más estricta la legislación sobre la venta de armas, pero los republicanos lograron hasta ahora actuar en bloque y oponerse a cualquier limitación.
Las encuestas de opinión indican que la mayoría de los estadounidenses son favorables a un endurecimiento de la legislación.
FUENTE: elcomercio.pe
Foto portada: elnuevodiario.com.ni
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