Uno de los cerebros de la política exterior estadounidense abandona su carrera. Thomas Shannon, dejó su puesto como secretario de Asuntos Políticos, luego de haberse desempeñado en diferentes cargos durante casi 35 años, bajo las ordenes de seis presidentes, de ambos partidos. Shannon, de 60 años, no profundizó en las razones de su retiro, se limitó a decir que había llegado el momento de “tomar un descanso”, luego de décadas en el servicio exterior.
El diplomático es el número tres de la cancillería y experto en asuntos sobre América Latina. Sus vínculos con la región son estrechos, tanto en el plano personal como profesional. Shannon está casado con una guatemalteca -que le enseñó a hablar español-, a la que conoció cuando se desempeñaba como funcionario consular en la Embajada de Estados Unidos en Guatemala, entre 1984 y 1986, durante el gobierno de Ronald Reagan.
En la década del 2000, tuvo numerosos puestos relacionados con la región tanto en el Departamento de Estado como en el Consejo de Seguridad Nacional: director de Asuntos Andinos, subsecretario de Estado Adjunto para Latinoamérica, director para Latinoamérica en el Consejo de Seguridad Nacional y subsecretario de Estado para Latinoamérica.
Tras un periodo como embajador en Brasil, John Kerry, canciller de Barack Obama, lo nombró su consejero, un cargo que no tenía un diplomático de carrera desde hacía 32 años. Conocido por su rol de mediador, Shannon fue la persona de la administración Bush que en 2005 intentó recomponer la relación con los gobiernos populistas de la región, luego del choque que se produjo en la IV Cumbre de las Américas, celebrada en Mar del Plata, cuando algunos países bajo la influencia de Hugo Chavez, rechazaron la creación de un área de libre comercio, el ALCA.
El exsecretario pertenece a una élite de diplomáticos, que lentamente fueron apartándose de la administración Trump (al inicio había cinco funcionarios de carrera y sólo queda uno), lo cual ha generado suspicacias acerca de la relación que la Casa Blanca mantiene con el servicio exterior.
El gobierno respaldó la decisión de Shannon, y se refirió al diplomático como “un patriota y un gran estadounidense”. El jefe de la diplomacia estadounidense Rex Tillerson, le pidió que se mantenga en su cargo hasta que se elija un sucesor, que debe ser confirmado por el Senado.
Lo cierto es que con la salida de Shannon, el gobierno pierde un hombre clave en un asunto de política exterior que es prioritario en su agenda: Venezuela.
Partidario de una salida negociada entre ambas partes, en los últimos años de la presidencia de Obama, fue nombrado como negociador en la crisis bilateral entre Washington y Caracas, y en los intentos de mediación estadounidense entre el presidente Nicolás Maduro y la oposición, para formar una “Mesa de diálogo”. Un rol que siguió desempeñando, con magros logros.
FUENTE: clarin.com
Foto: ultimasnoticias.com.ve
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