Llegamos al Aeropuerto Internacional Henry E. Rohlsen de St Croix o Santa Cruz en Isla Vírgenes en una avioneta con capacidad para nueve puestos desde St. Thomas. Esta terminal recibe vuelos directos desde varias ciudades de Estados Unidos, así como conexiones desde otras partes del mundo. También es posible llegar a la isla por ferry desde otras islas vecinas.
La travesía fue toda una aventura porque algunos de los integrantes de nuestro equipo se subieron por primera vez a este tipo de aeronave, pero la belleza del paisaje marino hizo que el susto inicial valiera la pena. Además, quedamos gratamente sorprendidos porque la nave era piloteada por una bella joven de origen chino que, para su edad, realiza un promedio de 10 vuelos diarios, incluyendo a Puerto Rico.
St. Croix, es la mayor de las Islas Vírgenes estadounidenses, se extiende por 45 x 11 km y destaca por la presencia de inmigrantes puertorriqueños, dominicanos y de otras islas antillanas. Concentra su población en las ciudades de Christiansted y Frederiksted y alberga a unos 50 mil habitantes. Esta mezcla de residentes locales y comunidades extranjeras contribuye a su riqueza cultural
Eso lo comprobamos cuando recién bajadas del avión acudimos a desayunar la deliciosa comida “cruceña” en un restaurat atendido por una simpática dominicana, establecida en la isla desde hace muchos años y que termino ofreciendo en su establecimiento fusiones de platos típicos dominicanos con los de Santa Cruz para ofrecer a quienes acuden a su restaurant que, hace honor a su nombre Alba, a disfrutar de la comida dominicana, local y de la típica americana porque hay para todos los gustos.
Absolutamente Negro
Después de llenar nuestros estómagos y corazones, continuamos explorando a la isla y llegamos al hermoso museo The Caribbean Museum Center for the Arts, ubicado en Frederiktead ubicado en una casa con arquitectura colonial danesa donde se exhibe la muestra «Absolutamente Negro» conformada por obras y esculturas de artistas de Cuba, República Dominicana y Puerto Rico, que exploran a través de sus ojos su visión del legado afroamericano.
Fort Christiansvaern
Con este abreboca cultural proseguimos nuestra ruta a Fort Christiansvaern, un fuerte colonial construido alrededor de 1749 que ocupa 7 acres de extensión. Visitarlo es esencial para los amantes de la historia. Es la estructura más grande y antigua de Christiansted, y conserva gran parte de su fachada original, brindándote una inmersión completa en su rica historia, además desde allí se pueden ver una de las vistas más bonita de la ciudad.
Erigido a finales del siglo XVIII con robustos ladrillos amarillos, el fuerte Christiansvaern destaca como el mejor preservado entre los cinco fuertes daneses que aún subsisten en las Indias Occidentales. Representando un magnífico ejemplo de la arquitectura militar colonial danesa, este fuerte se erigió con la finalidad de defenderse contra piratas y corsarios, así como para prevenir posibles alzamientos de esclavos, aunque sus cañones nunca se vieron envueltos en combates. El diseño del fuerte se desarrolla alrededor de un pequeño patio, con bastiones en las esquinas y mazmorras pequeñas y oscuras.
Inicialmente, el fuerte fue utilizado por el ejército danés, pero con el tiempo, desempeñó roles diversos, desde prisión hasta espacio sagrado para servicios religiosos. Con una tarifa de solo dos dólares, la visita al fuerte es altamente recomendada, ya que proporciona una perspectiva fascinante de la historia de las islas durante la era de los piratas y bucaneros.
De ese fuerte nos adentramos por las pintorescas y estrechas calles hasta llegar al parque histórico nacional y reserva ecológica Salt River Bay que resguarda el lugar donde llegó Cristóbal Colón durante su segundo viaje, en noviembre de 1493, pero él no desembarcó en la isla en sí. Una placa conmemorativa y una escultura realizada por los lugareños muestran las señales de este intercambio de culturales que marco la historia de isla que comenzó en el siglo XVII, cuando la Compañía Danesa de las Indias Occidentales estableció una colonia en la isla. Se le dio el nombre de «Santa Cruz» en honor a la Cruz de Cristo. Esta denominación refleja la influencia cristiana y europea que marcó el periodo de colonización.
La isla cambió de manos varias veces entre potencias europeas, incluyendo España y los Países Bajos, antes de ser finalmente adquirida por Dinamarca en el siglo XVIII. Después de pasar a manos de los Estados Unidos en 1917 junto a St. Thomas y St. Jhon, la isla retuvo el nombre de St. Croix, que es la forma anglófona de «Santa Cruz».
Point Udall
La isla tiene infinidad de atracciones, incluyendo, hermosas playas, pero visitamos Point Udall, ubicado en Christiansted, es un lugar emblemático conocido por ser el punto más oriental de los Estados Unidos. Ofrece una experiencia única con su Monumento de Millennium erigido para conmemorar el cambio de milenio. La escultura representa un reloj de sol operativo hecho de piedra azul caribeña que da la ilusión de estar en medio del mar.
Este sitio también es famoso por sus senderos naturales, brindando a los visitantes la oportunidad de explorar la exuberante flora local y disfrutar de panorámicas inigualables del amanecer sobre el océano Atlántico, por lo tanto, te recomendamos llevar zapatos cómodos y protector solar. La zona lleva el nombre del político Stewart Udall, y además de su valor geográfico, ofrece paneles informativos que cuentan la historia y la geografía del área. Con sus vistas panorámicas, senderos naturales y monumento significativo, Point Udall es un lugar cautivador que combina la belleza natural con aspectos culturales y históricos.
The Buccaneer Beach & Golf Resort
Nos alojamos en The Buccaneer que está muy cerca de Point Udall y la verdad nos encantó este hotel porque fusiona modernidad con una historia arraigada en la isla de St. Croix. Construido en 1653 por Charles Martel, Caballero de Malta, el lugar se transformó en una fábrica de azúcar cuando los daneses adquirieron la isla en 1733. La propiedad pasó por diversas manos, hasta que en el año 1947, la familia Armstrong abrió The Buccaneer como el primer hotel en St. Croix operado por una familia local.
Actualmente, bajo la dirección de Elizabeth Armstrong, la tercera generación, el hotel ha evolucionado a un moderno resort sin perder su encanto histórico. Ofrece campos de golf, canchas de tenis, deliciosa comida con múltiples opciones gastronómicas que exhiben una variedad de sabores e ingredientes de origen local, playas de aguas turquesas, tranquilas y de blanca arenas. Las habitaciones están diseñadas y amuebladas para ser un refugio íntimo. Cada habitación cuenta con un patio o balcón para disfrutar de vistas espectaculares del mar.
The Buccaneer invita a los visitantes a sumergirse en la rica historia de la isla mientras disfrutan de comodidades contemporáneas, haciendo que su estancia sea única y memorable.
St Croix no solo deslumbra por sus playas paradisiacas y vistas espectaculares, sino también sumerge al visitante una rica historia y cultura vibrante. Visitar St. Croix no solo significa escapar a un paraíso caribeño, sino también descubrir la autenticidad, la historia y el espíritu resiliente que definen esta isla que junto a St Jhon y St Thomas conforman las Islas Vírgenes Americanas.
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