Todos hemos tenido una época alocada en nuestra juventud, bebidas en exceso, viajes a la playa, el vehículo de nuestro padre chocado y, evidentemente, alguna disparatada historia de sexo y desenfreno cuyo resultado, con suerte, no nos pide la bendición hoy.
Cuando conversamos con nuestras amistades coetáneas en edad y en soltería nos vemos con diversos tipos de personalidades, unas más fáciles de entender que otras y por supuesto, las de la especie más rancia y dura de abolir, las “susanitas”, que luego de acostarse con la mitad de la promoción del instituto y tener más historias que un confesionario, sueñan con el amor eterno y el respeto social: esta clase está en todas las tendencias sexuales.
Sin embargo, existe una nueva oleada de gremios que se adhieren a los conocidos Single Free Fucker (SFF) entiéndase en un castellano adecuado “solteros libres y fornicadores”. Son una suerte de solteros que viven su sexualidad más que su propia vida y además, se hartan de alardear acerca de la felicidad que deja el tener más amantes que Justin Bieber en un fin de semana en Las Vegas.
Los SFF siempre han estado en la sociedad, algunos más agazapados que otros, pero allí latentes y muy atentos a embaucar a nuevos feligreses; uno de mis mejores amigos – evidentemente me reservaré su nombre – es uno de ellos, y la verdad que parece increíble y bastante anecdótico compartir una copa con alguien tan liberal y “feliz”.
Y digo “feliz” porque si al final de la historia dice “pero espero que llegue pronto el que me quite la libertad” es porque feliz, feliz… uhmmm como que no. Es bueno, antes que nada, entender un poco de qué va el tema de la promiscuidad.
Todo empieza en casa
El doctor Pedro Lucas Bustos licenciado en Psicología por la Universidad de Granada (España) y con Grado Superior en Sexología y Máster Oficial en Sexología por la Universidad de Almería, además de director del Portal Consulta Sexólogo explicó en una entrevista que el contexto social y educacional va a determinar muchas cosas, incluso desde la adolescencia.
“Se dice, coloquialmente, que los adolescentes, especialmente los varones, son ´hormonas con patas`, este tópico tiene mucho de verdad, porque su organismo empieza a segregar hormonas sexuales de forma más intensa… y psicológicamente se vive la sexualidad como un foco de mayor atención y atracción. Sin duda, influirá también el contexto sociocultural, pero nada es más importante que la preparación y los modelos de comportamiento afectivo y cognitivo-conductual que podamos darle a nuestros hijos para que sepan sentir, pensar y actuar de forma proactiva y responsable en cualquier circunstancia o devenir”, sostiene el especialista, evidentemente acerca de los adolescentes.
Sin embargo, los SFF se podrían definir como la prolongación de la adolescencia, puesto que, en menor o mayor escala son los responsables de la mayor cifra de actos sexuales a escala mundial. Con suerte y mucho cuidado no entran en cifras de las ETS (Enfermedades de Transmisión Sexual) o de los corazones solitarios pero bien servidos de pasión.
Con todo esto no quiero castigar o desdeñar de este gremio, al cual, debo admitir, admiro montón; siendo yo, una fusión entre Candy Candy y Britney Spears, es decir vivo entre el “sometimes” de la segunda y las aventuras tormentosas de la primera.
Del Japón de los 90 al realismo mágico del siglo XXI
Esta caricatura conocida a escala mundial, llamada Candy Candy, enseñó a los treintañeros de esta época que los finales felices y las perdices no siempre van de la mano, además que entre lágrimas e inocentadas podemos ser libidinosos, sin siquiera darnos cuenta.
Así también, nos marcó pauta acerca de la importancia de pintar con una actitud los malos momentos, que el amor es la alegría del alma y que siempre debemos seguir adelante para sobrevivir ante la adversidad y conseguir el preciado trono de la felicidad y la paz interior.
La separación de Terry Grandchester y Candy en Nueva York, aquella terrible noche de nevada, todo por compasión hacia la inválida Susana sería como hoy ver a JLo llorando en un Madison Square Garden por Marc Anthony.
Si seguimos haciendo balance con la realidad de hoy, los amores de Madona serían, por citar un ejemplo, comparables sólo con el trauma del primer amor de la rubia de ojos azules: Anthony, quien muere muy joven al caer de un caballo; dicha chica, durante una estancia en Europa se enamora del apuesto Terry, a quienes odiamos profundamente por la falta de valentía y amor propio, al preferir hacer feliz a una niña por lástima, antes que seguir su corazón.
En conclusión…
Este tema se me complica mucho sintetizarlo, por ello he querido dedicar esta temporada de mi columna a escudriñar en el submundo de la soltería y de la importancia que tiene el valor social y el amor propio ante las nuevas aventuras de conseguir pareja luego de pasar la barrera de los 30.
No olvidemos que, con la calma y la paz interior llegará también el balance y la salida de nuestro mejor yo, es decir, ese que sabe lo que quiere y lo que no quiere… Bueno, no sé aún si lo que queremos, pero, en definitiva, lo que no queremos.
Un saludo a todos los SFF que han pasado por mi vida para enseñarme que Candy Candy reencarnó en Madona y que enamorarse cada temporada de una persona distinta no lleva sino a vivir en una dolorosa caricatura que siempre acaba en nevada neoyorquina… con frío.
“El realismo mágico es un movimiento literario y se define como una preocupación estilística y el interés de mostrar lo irreal o extraño como algo cotidiano y común. No es una expresión literaria mágica, su finalidad no es suscitar emociones, sino, más bien, expresarlas, y es, sobre todas las cosas, una actitud frente a la realidad”.
Twitter: @tadebravo
Instagram: jtadeobravo
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Sin duda el tener pareja es algo bueno, muy bueno, pero más si es lo que esperamos de ella, pero si sigues soltero aún teniéndola, es lo máximo!!!
Muy interesante el artículo,lo considero a mi opinión una verdad,que muchos viven y que no es fácil conseguir al final de ese camino a una persona con quien compartir el resto de tu vida.
Bueno, aunque hay drtalles en que no coincido. Nunca choqué el auto de mis padres!!
Para mí SFF me trae a la cabeza más bien la frase «sin final feliz», «cuesteón» de ópticas. XD
CIertamente!!! Pero la mayoría de los SFF quieren el final feliz de flores y mariposillas!!!