Siempre queda Paris, la ciudad de las luces,
el lugar donde el tiempo se convierte en alondra,
donde tus dedos bullen y tus labios florecen
y tus palabras suenan a rumor de cascada.
-Juan Ballester-
Este viaje es particularmente especial para mí, no solo por haber sido parte presencial de uno de los eventos que ha marcado la historia de Paris de una forma trágica como ha sido el incendio de la catedral de Notre-Dame, sino porque toda la familia pudo disfrutar de las riquezas de una ciudad que es la columna vertebral de sucesos importantes. Nuestros viajes familiares no siempre están completos porque todos tenemos deberes y obligaciones propias, sin embargo el destino nos permitió estar unidos para la celebración de cumpleaños de la pequeñita de la casa.
El viaje de partida fue un tanto convulsionado. La Tierra nos reclama nuestra falta de cuidado hacia ella y las tormentas se acumularon en los cielos, impidiendo que llegáramos a tiempo a nuestro destino. Con cansancio y sin una de nuestras maletas, hicimos nuestra entrada triunfal al hotel Mondial, ubicado en Cité Bergére, un establecimiento con una atención de primera y muy cerca de la estación Grand Boulevard, desde donde se puede conectar a las principales vías del metro para visitar los monumentos de Paris y recorrer sus avenidas, llenas de historia y colorido.
El recorrido por la Ciudad Luz empezó temprano el día sábado, después de un desayuno saludable en Cojean, un restaurante donde existen opciones vegetarianas y libres de gluten. Sus opciones de cocina francesa saludable, sopas, sanduches, ensaladas y postres son de primera calidad y muy llenadores. Hay una creación diaria y permanente de comidas elaboradas que se sirven frescas bajo la supervisión estricta de un equipo competente. Este ha sido uno de mis lugares favoritos para degustar productos y combinaciones locales. Sugerencia para un día caluroso, el pudin de chía con pomegranate y frambuesa, el sandwich de salmón con mayonesa de hinojo y si eres amante del café, mi favorito el noisette, que es una combinación de café espresso con leche caliente, la cual es vertida antes de servir y es también conocido como café-créme.
Existieron otras opciones como Angelina, donde puedes probar el mejor chocolate que se sirve en el mundo, en el restaurante Le Royal Ópera y en el famoso Café du Paix.
Como sabemos, Paris es uno de los destinos más visitados en el mundo, así que debido a este factor, en nuestro paquete de viaje adquirimos pases de visita prepagados que nos permitieron acceder a museos, al hip hop bus y al recorrido por el Sena. Con el Access pass o pase de acceso rápido (no siempre) se pueden evitar largas filas para el ingreso. Lea el librito que le dan cuando los reclame porque así se evitará un mal momento como el nuestro. Remarco el «no siempre», porque a pesar de haber adquirido el pase, no funcionó este concepto a la hora de ir al Palacio de Versalles en donde demoramos dos horas haciendo fila y no pudimos entrar al palacio en sí.
Paris: visitas obligadas
Pero no se preocupe: mi sugerencia es hacer acopio del buen humor y de la serenidad y visitar los jardines de Versalles para los cuales no necesitas esperar tanto tiempo y no tiene costo alguno. Recorrer sus espacios verdes, admirar las esculturas, disfrutar de la belleza del Bosque de la Reina, darle de comer a los cuervos que creo que son como Hugin y Munin en la mitología nórdica, quienes recogen los pensamientos y las memorias de los visitantes a este lugar de conspiraciones e intrigas.
Puedes hacer un picnic al pie del Gran Canal que se creó con la idea de que los habitantes de Versalles puedan disfrutar de paseos en barcas en el verano, y degustar uno de los más grandes hot dogs al estilo francés, hecho en un crujiente y a la vez suave pan baguette, ¡es increíble e irresistible!
Los que visitamos los jardines, disfrutamos de una caminata larga en un trayecto enmarcado por setos y flores. Observamos varias hectáreas verdes elevadas a su expresión máxima, donde once fuentes destacan historias a través de las esculturas que se yerguen sobre ellas. Podemos mencionar entre estas obras de arte, a la Fuente de Latona, los Baños de Apolo y la Fuente del Dragón y Neptuno. La Orangerie es un espacio dentro de los Jardines, donde hay aproximadamente doscientos árboles frutales y cítricos que están sembrados estratégicamente en macetas para poder ser trasladados en el invierno a las salas interiores del castillo y que no sufran daños de envergadura por las heladas.
Volviendo a Paris, en casi 7 horas y media podemos visitar la ciudad y sus monumentos icónicos. Hay tours que ofrecen almuerzos en alguno de los restaurantes cercanos a la Torre Eiffel y luego se visita el Museo de Louvre, la Catedral de Notre-Dame y hay como sumergirse un día completo en la cultura y la arquitectura del Barrio Latino y sobre el río Sena con visitas guiadas. Si usted es como nosotros, y le gusta disfrutar a sus anchas de esta ciudad compleja, histórica, ajetreada y romántica, de sus museos, de sus lugares gastronómicos y de compras, tome en cuenta las distancias en el metro desde su punto de partida; en especial si visita los museos.
No puede perderse ir al Museo de Rodin, donde podrá admirar obras de Vincent van Gogh, Matisse y Renoir, además de las esculturas de Auguste Rodin y otros, ni el Museo de Louvre, donde creo que la gran atracción más visitada es la famosa Mona Lisa, la cual hay que observarla desde distintos ángulos. Se sorprenderá de sus rostros, así como también de la gran exhibición de arte de género religioso en los que están mis favoritos como La Pieta, David y Goliat y la Cocina de los Ángeles; sin dejar atrás en otra galería la maravillosa pintura de Lady Macbeth, personaje que se encuentra en el relato sobre los reyes Duff y Duncan en las Crónicas de Hollinshed y una figura clásica entre los admiradores de Shakespeare.
Si es amante del arte visual tiene que tomar en cuenta que una visita mínima a una de estas instalaciones puede tomarle alrededor de cuatro horas, solo recorriendo las exhibiciones más importantes. Planifique con antelación su cronograma de recorrido, verá que no se arrepentirá de tomar esta decisión, el tiempo le rendirá y la inversión monetaria también. Mi recomendación es empezar por el Teatro de la Ópera o Palais Garnier cuya hermosa construcción ha inspirado la famosa película el Fantasma de la Opera. Su maravillosa estructura neobarroca destaca en la avenida 8 Rue Scribe. Después de la visita a este lugar de inspiración, puede refrescarse en la Boutique de chocolates Lindt a pocos metros de distancia, donde encontrará variedad de chocolates y de postres.
En las cercanías se encuentran las Galerías Lafayette, un lugar de compras con marcas internacionales y de lujo. En sus alrededores hay cafeterías y podrá disfrutar de su hermoso e icónico Domo con la actividad en el FUNAREA, donde está suspendido a 16 metros de altura y se pueden admirar 120 años de historia del arte francés. Si quiere regocijarse en esta experiencia, prepárese para hacer una larga fila.
En el servicio del Hip Hop Bus también obtendrá información sobre la historia de la ciudad, eventos acontecidos a través de los años en sus calles o en instalaciones que están a la vista, durante el tiempo que usted decida estar en él. Hay servicio de interpretación en cinco idiomas, incluyendo el inglés y español.
¡Me tomaría mucho tiempo y más de mil palabras poder contarles todos los eventos que marcaron este viaje! La emoción de visitar Paris siempre está envuelta de expectativas y recuerdos, de vivencias magníficas. Como toda metrópoli, tiene aspectos negativos, pero evite pensar en ellos. Mi sugerencia es desconectarse de todo lo negativo y deleitarse con el arte, la gastronomía y sus eventos nocturnos en lugares como el Moulin Rouge y el Lido.
Viajar y leer nos hacen libres: con estas dos acciones nos conocemos a nosotros mismos y aprendemos a disfrutar la vida de otra manera y de primera mano de otras culturas. Doy gracias a mi eterna compañera de viajes, @domeuskokovic quien me ha permitido compartir momentos extraordinarios a través de las fotos de este viaje.
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