Shaylin Moreno: De princesa a plebeya por una economía decadente | La Nota Latina

Shaylin Moreno: De princesa a plebeya por una economía decadente

 

 

Nacida y criada en el estado Aragua, Shaylin Moreno, nos relata su historia en la llamada ciudad jardín. Nuestra protagonista de hoy fue una niña muy consentida por sus padres y nos cuenta: “Nunca exploré el mundo porque mis padres me sobreprotegían”.

En el año 2013 tras la muerte del presidente Hugo Chávez, muchos venezolanos se inquietaban al pensar qué sería del país sin el mandatario. Como muchas familias, la de Shaylin ejerció su derecho al voto a favor de Nicolás Maduro, quien había sido nominado por el difunto días antes a su fallecimiento. Lo que no sabían las familias venezolanas era que todo empeoraría con este nuevo mandato, y la familia Moreno, pronto, se dio cuenta de que nada sería igual, a menos no para ellos.

Los padres de la joven, hasta el momento, le habían dado una excelente vida a sus hijos. Shaylin, la princesa de la casa, siempre tuvo alimentos, ropa y los lujos que sus padres podían ofrecerle, pero a pesar de que ellos estaban haciendo todo por mantener la vida que llevaban, no les era suficiente. La situación económica cada vez era más difícil y la joven de tan solo 14 años de edad comenzó a notarlo y nos cuenta: “Comencé a darme cuenta por mis uniformes: de 5 camisas bajé a tener 2 y de 3 pantalones a solo 1. Era difícil y extraño. Mi último año de estudios me tocó utilizar uniformes usados de mis hermanos, también, comencé a notar que el ingreso de comida no era el mismo. Mis planes eran estudiar mucho y sacar excelentes notas. Lo hice porque quería pedir una beca en el extranjero, pero por la situación no pude, y eso me destrozo, me había esforzado muchísimo, y me deprimió no poder hacerlo”.

Como muchos jóvenes en ese momento, Shaylin fue abatida por la depresión de no cumplir sus sueños. Al salir de bachillerato decidió tomar un año sabático para analizar qué haría con su vida desde ese momento. Las opciones no eran muchas lo que le generaba: ansiedad y desespero.

Para el año 2017 gran cantidad de venezolanos, de clase media, estaban afrontando una difícil situación y la familia Moreno no era la excepción.  Como ya era mayor de edad y podía trabajar, busqué un empleo. Logré entrar en un call center donde trabajaba de 7:00 pm a 7:00 am, me inscribí en la universidad en la mañana, y generalmente llegaba tarde a clases, debido a la escasez de transporte público. De ese año puedo decirles que fue el mejor y el peor al mismo tiempo, lo bueno fue que al fin tenía libertad, podía salir y conocer, hice nuevos amigos en la universidad y en mi trabajo, pero fue muy horrible no tener que comer. En ese año mi único alimento fue arepas de maíz pilado, llegaba cansada de estudiar y trabajar sin poder descansar, ya que, debía ayudar a mi abuela a montar una olla de maíz: cocinarlo, limpiarlo, molerlo y amasarlo, para al final, terminar comiendo una o dos arepas de maíz pilado todos los días. Eso me generó trauma y depresión  porque mis padres siempre me habían dado una buena vida y a pesar de, que en ese momento hasta yo trabajaba, no alcanzaba el dinero. Vernos así, fue devastador”. Nos cuenta Shaylin con lágrimas en los ojos.

La madre de la joven no soportó la situación que vivía y buscando un mejor futuro para su familia se fue a Colombia, con el corazón encogido de sentimiento por dejar su hogar y a sus hijos. Pasaron muchas festividades separados y tuvieron que aguantar el dolor de la lejanía, pero aun así, seguían luchando por mejorar. Shaylin tomó un trabajo en conjunto con su hermano y ambos, dejaron de estudiar para poder traer más dinero a su casa. Hasta que llegó el día del cumpleaños del hermano de la joven y fue en ese entonces, donde su mundo se desmoronó. “Como cada cumpleaños, mi papá recibió el dinero de mi mamá y salió a comprar una torta, luego de compartir el pastel de cumpleaños le pregunté a mi padre que íbamos a cenar para yo cocinar, y su respuesta fue: «hija, la cena de hoy es la torta…» Me sentí muy mal, tenía hambre y lloré hasta dormirme con el estómago vacío. Pasaron unos días y cada vez estaba todo peor, teníamos para almorzar, pero o cenábamos o desayunábamos, las dos cosas no se podían. Muchas veces quité comida de mi plato para dársela a mis hermanos o a mi papá, puesto que ellos trabajaban más y necesitaban salir mejor alimentados, no me importaba hacerlo por ellos, porque los amo”.

En el año 2019 Venezuela presentó fallas eléctricas, y luego, de una semana sin electricidad y tener que dormir en las afueras de su casa para huir del calor que los consumía, Shaylin decide emprender camino a Colombia y encontrarse con su madre.

“Quería llorar y gritar, no quería salir de mi país, tenía 20 años en ese momento. Hablé con una amiga para que me ayudase en el viaje, y me fui con ella, quien solo me acompañó hasta la frontera. Una vez pasé el puente de frontera fue como entrar a otro mundo, la economía era como años atrás en Venezuela. Mi viaje fue en total de 4 días y reencontrarme con mi mamá fue algo magnífico. Ella al verme lloró incontrolable, porque yo mido  1,50 cm de alto, y llegué pesando 39 kilos. Estaba muy delgada y mi mamá se sintió muy triste de verme en ese estado. Me tomé tres meses de descanso, donde mi mamá se dedicó a cuidarme, alimentarme, darme vitaminas, y luego que me recupere comencé a buscar empleo con su ayuda”.

En la actualidad, Shaylin Moreno, sigue residenciada en Colombia, trabaja en una panadería con una jornada de trabajo larga, pero vive bien, está estable y sin preocupaciones. Colombia le cambió la vida, aunque, ella mantiene la esperanza de que Venezuela vuelva a ser lo que era y regresar al país donde nació.

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