Sexteo, en español, o sexting en inglés, es un término que alude al envío de mensajes sexuales o eróticos (no solo material pornográfico, sino videos y fotos personales de carácter sexual), por medio de los dispositivos móviles y redes sociales.
Este envío inadecuado afecta sobre todo a adolescentes y jóvenes entre 10 a 19 años, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), quienes son los que más lo practican, pues están en un periodo de autodescubrimiento y exploración de la sexualidad, esto también implica las primeras experiencias románticas. La inexperiencia hace que el adolescente confié en la discreción de la pareja o la persona a la que le envía sus imágenes.
Muchos jóvenes lo usan para atraer o captar la atención de la otra persona, o incluso por presión del grupo que lo rodea, quienes hacen ver a esta práctica sexual como algo divertido e inofensivo.
Los especialistas advierten de las consecuencias de esta práctica para los adolescentes son nefastas: los hace víctimas para depredadores sexuales, además de impactar negativamente en su salud mental y llevarlos a iniciar más tempranamente su vida sexual sin utilizar métodos de protección adecuados.
La práctica del sexting involucra a los jóvenes de 14 años en promedio y mayormente a mujeres.
Sexting: consecuencias
Un estudio en Latinoamérica reveló que la mayoría de los jóvenes se toma fotos o videos sexuales como un regalo sexy para su pareja (56%), en broma (40%), como respuesta (40%) y para llamar la atención (27%).
Los principales destinatarios del contenido sexual, para el caso de los hombres son amistades íntimas (55%), novia (50%), y alguien con quien salió alguna vez (36%) y para las mujeres: el novio (60%), amistades íntimas (33%), y exnovio (25%).
Como muestran las cifras, este tipo de contenidos se lo toma la misma persona con el claro deseo de compartirlo. ¿Se está consciente del riesgo? El mayor problema para afrontar al sexteo es la infravaloración de los riesgos de esta práctica: la pérdida de la privacidad, pérdida del control sobre quién usa el contenido y donde se publica.
Una vez publicado, se puede ser víctima del grooming, que implica estar expuestos a ser contactados por pederastas y pedófilos, el ciberbullying, sufrir acoso y humillaciones al ser descubiertos y también de extorsión y chantaje para evitar caer en páginas eróticas. Entre otras consecuencias: estrés, ansiedad, depresión, pérdida de la confianza en las relaciones, y exposición a riesgos físicos, porque pueden ser contactados por el agresor de manera real, fuera del ciberespacio.
¿Qué se puede hacer frente al sexting?
Conversar con los adolescentes es fundamental para los padres. La orientación temprana es clave. Un estudio en España de ‘Net Children Go Mobile’ financiado a través del ‘Safer Internet Programme’ de la Comisión Europea, mostró que los jóvenes entre 15 y 16 años (un 42%) ha recibido contenido sexual, seguidos por los de 13 y 14 años que reportaron 34% y un 19% entre los de 11 y 12 años.
Las cifras son corroboradas por la revista ‘JAMA Peiatrics’, publicación de la Asociación Médica Americana, cuando afirma que uno de cada siete jóvenes envía mensajes de tipo sexual (eróticos o pornográficos) y uno de cada cuatro, los recibe.
Tomarse fotos, desnudos o semidesnudos, desde el móvil, tablets o webcams, es cada vez más un fenómeno común. El problema es que, aunque no es un crimen penable el compartirlas o enviarlas, no es un delito porque se presupone que es un acto voluntario, sí implica grandes riesgos.
De allí la necesidad de una educación responsable en la escuela y en el hogar de cómo usar la tecnología adecuadamente. Claro está de la necesidad de que los padres tengan control de qué material tienen sus hijos en sus dispositivos (fotos y vídeos) y en qué aplicaciones están registrados (al ser adolescentes no pueden aplicar por el filtro de edad que algunas apps piden al registrarse).
En países como España se puso en marcha la iniciativa de #noessolounafoto para crear conciencia sobre el tema. Movistar dispuso para las familias, docentes y adolescentes su portal Dialogando.com con recursos para prevenir y detectar situaciones de riesgo y ayudar a educar en como sacarle partido a la tecnología en un entorno seguro.
¿Y los adultos qué?
Sin duda alguna, los adolescentes son más vulnerables al sexting porque les falta cultura de privacidad y además están más expuestos al exhibicionismo, son impulsivos y poco reflexivos. Suelen verlo como una forma de lograr emparejarse: quieren impresionar, ser más notorios entre amistades y ser aceptados por sus iguales.
Para las familias, los padres y los educadores es vital incluir la promoción del valor de la privacidad en la vida y ayudarles a comprender que una imagen es algo personal que no se puede compartir sin el consentimiento de la persona.
La idea es hacerles ver que no deben compartir con nadie ninguna foto o video de carácter sexual, y mucho menos reenviar algún contenido que les llegue. Motivarles a usar el sentido común y a buscar ayuda ante un caso que conozcan y denunciar a las autoridades.
Evelyn Navas Abdulkadir @ecnaproasesoria en Twitter, Facebook e Instagram
También puedes leer en La Nota Latina
Un estadounidense de cada dos es víctima de acoso por internet
- ¿Cuánto trabaja un CEO? - febrero 24, 2022
- El nuevo capricho de Rauw Alejandro - febrero 9, 2022
- ¿Cuáles son los platos desconocidos de la cocina de Estados Unidos? - febrero 9, 2022