«Entrégaselo a Dios» es la frase más común al expresar condolencias y/o sentimientos de pesar por una situación dolorosa o injusta.
Se convirtió en un cliché mandar el mensajito al cielo con el «dame una ayudadita», esperando que ese magnífico hombre de barba blanca (que no es Papá Noel) nos resuelva la vida, nos quite los pesares y alivie nuestras preocupaciones.
Sin embargo, nos hemos olvidado que Dios, o sus representantes, dejaron bien asentado en sus libros el famoso refrán «ayúdate que yo te ayudaré». Esta frase, que nace en la Antigua Grecia, puede haber sido originalmente un proverbio. Y aunque no hay una muestra textual en la Biblia, existen variantes de esta entre sus líneas.
Es importante conocer esta pequeña ruta histórica para tomar en cuenta y rescatar que, aunque para los creyentes, Dios es todo poderoso, nosotros debemos dar una ayuda –muy al estilo del episodio de la periodista Aymara Lorenzo con la ex candidata presidencial venezolana María Bolívar– en su plan de acción. ¿No creen ustedes que podríamos ser más comprensivos con el Todo Poderoso y ayudarnos nosotros mismos? Nos hemos convertido en una sociedad que se sienta a ver cómo las injusticias son el pan nuestro de cada día.
Nos deleitamos viendo cómo el vecino aparca mal su vehículo, cómo la conserje no limpia bien los pasillos del edificio, cómo el abogado hace triquiñuelas para que sortear el pago de las multas, cómo la señora que va al supermercado se come el chocolate y deja la bolsa vacía en el anaquel (esto lo hacía de pequeño, ya aprendí a no hacerlo), y así vivimos sonriéndole a la corruptela organizada, creada y gestionada por nosotros mismos.
Peor aún, nos molestamos con los políticos corruptos y estafadores que han hecho de las arcas del pueblo su propio monedero, aplaudimos y justificamos a los empresarios que nos usan y nos aniquilan como profesionales, y al momento de hacer algo muy estoicamente –como diría mi colega Mariana Álvarez– decimos: “Pero qué bello, ya Dios se encargará”.
Y es que esa frase está hermosamente creada para las conversaciones de dos amigos que se llaman cada tanto tiempo por Skype y que se sientan a divagar de cualquier tema que los ayude a huir del caótico mundo en el que vivimos.
Pero quizás no se ve tan hermosa cuando se trata de divagar y buscar soluciones para temas como la política, la sociedad y la economía.
Quizás cometo el error de asegurar o creer que tengo la verdad, pero no podemos dejar en manos de Dios los desastres que nosotros mismos hemos creado y los problemas que hemos traído en nuestra maletita de 23 kilos.
Porque aunque nos cueste reconocerlo nosotros escogimos al presidente de nuestro país y pusimos a esos políticos en ese cargo, nosotros creamos la fortuna de Donald Trump cuando decidimos ver el Miss Universo, fuimos quienes aplaudimos que Berlusconi hiciera de su vida sexual un chiste descarado, escogimos al presidente de la comunidad de vecinos que no responde por el dinero de los inquilinos, peor aún, somos quienes le compramos a los revendedores ambulantes para no hacer cola y además le damos el pin, Whattsapp o hasta una foto le mandamos agradeciéndole.
¿Y entonces? ¿Vamos a seguir pidiéndole a Dios que nos resuelva la vida? ¿No es más justo, para todos, actuar y tratar de enmendar lo que de manera inconscientemente hicimos?
Sentémonos a pensar en nuestras acciones diarias y echemos lupa a lo que estamos haciendo con el que se nos sienta al lado y luego… Un poquito después… Reflexionemos si es lo correcto. Porque todo, o casi todo lo que conocemos puede acabarse con el pasar del tiempo.
Ya son miles las cartas de Cencoex que dicen “no” cuando pides los dólares preferenciales en Venezuela, el panadero que dice “lo siento, no tengo pan”, la esposa que sentencia con un “se me acabó la paciencia” o el empleado que exclama “¡Ya no puedo más¡”.
Se imaginan que Dios nos diga “Hijo mío se me acabaron los poderes”, pues allí nos habremos quedado sin más opción que salir a enmendar lo que dejamos tirado en la calle esperando que otro lo solucione.
José Tadeo Bravo Socorro
twitter: @tadebravo
Instagram: @jtadeobravo
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Muy bien tu artículo!! Todos a poner de nuestra parte para lograr lo que queremos!!!
Totalmente de acuerdo mi Tade,si cada quien hiciera de su pedacito de espacio dionde vive un mejor lugar,podríamos tener un mejor planeta donde vivir
Excelente artículo, como siempre tan acertado…
Te mando muchos besos y quiero otro artículo jijiji te quiero mi Tade 🙂
Totalmente de acuerdo, un poco mas de autocritica y de menos de hacerse la vista gorda con las cosas!!
Ciertamente mi querido, la invitación es actuar con más responsabilidad ante nuestras elecciones, porque al fin y al cabo (en mi opinión) son sólo eso, elecciones, elegimos desde quedarnos un rato más en la cama, hasta la reacción ante algún acontecimiento X, en fin… lo que llaman también «libre albedrío» porque Dios creo que se ocupa de otras cosas…