Tu alma tiene que sanar y seguramente te preguntaras el por qué. Es simple la respuesta, lo complejo es tomar la decisión de hacerlo.
Sanar las heridas que están atadas a tu alma por experiencias vividas en el pasado, te permite entrar en el proceso de transformación que puede ser doloroso, pero necesario para que puedas vivir en esta vida desde una forma más plena, feliz y en paz y que de una vez por todas puedas vivir la vida como tú la deseas.
La vida que deseas está detrás de esa situación dolorosa donde siempre hay una bendición, es cuestión de tomar el valor necesario para atravesar ese camino y decidir ver lo que teníamos que aprender y agradecer la lección que nos dejó esa situación.
Al sanar el alma cerramos un ciclo de nuestra vida, con la función de no repetir la situación y así avanzar en la escuela que llamamos vida, reconocer que lo vivido es la semilla que traerá a nuestra vida el fruto del éxito, es nuestra mayor razón para sanar.
Sanar tu alma te permite enfocarte en tu presente, puede que no sea sencillo, pero te aseguro que la recompensa bien lo vale, vivir la vida como tu realmente quieres no tiene valor en el mundo.
Sanar tu alma es proceso continuo a lo largo de la vida, nunca terminamos de sanar porque siempre en esta escuela de la vida habrá cosas que aprender, y somos como una cebolla y a medida que vamos sanando vamos quitando capas de esa cebolla para así descubrir nuestra real esencia y revelar lo que realmente somos.
Recuerda que siempre hay una bendición por cada circunstancia o inconveniente de la vida, cuando los sanes, perdones y agradezcas, allí es ocurrirá el milagro.
Pasamos por la vida muchas veces en piloto automático y vamos acumulando rencores, emociones, sentimientos, pensando que, si no le prestamos atención, el dolor pasará y estaremos libre de esas cosas que nos duelen.
Sin embargo, al no prestar atención a esas emociones y sentimientos nuestros distintos cuerpos (físico, mental y emocional) se van afectando, llegando a silenciar a nuestra alma, hasta que ya al no poder aguantar más grita y pide ayuda para poder expresarse. Empieza a haber señales que las menciono a continuación:
1.-Te falta energía en tu cuerpo.
2.-Tienes pocas ganas de hacer cosas nuevas.
3.-Tus relaciones no reflejan armonía.
4.-Tu trabajo no te gusta.
5.-Tienes insomnio.
6.-Sientes miedo y ansiedad.
7.-Tienes frecuentemente pesadillas.
8.-Tienes constantes pensamientos negativos.
9.-Te enfermas con frecuencia.
10.-Sientes que no logras avanzar en la vida.
Es hora de que le prestes atención a tus emociones, tus pensamientos y a tu cuerpo porque es tu alma gritando que sanes para que estés mejor.
Foto portada: Pexels-rfstudio
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Interesante artículo, con excelente reflexiones de la vida