Sí, ese es el título del artículo y no otro para hacer una pequeña definición de la deriva del saber en nuestro momento presente. Con el saber damos por sentado todo aquello que nos enseñaron y que sigue siendo todavía un pilar en nuestro orden del mundo. Esto es, por definición clásica, tener conocimiento sobre algo o estar instruido en algo. Pero eso implica tres cosas: saber sobre qué, saber cómo y saber de algo concreto. En nuestro pasado grecolatino el saber era la máxima aspiración del sabio; poseer una herramienta poderosa como esa, que sería un resumen de lo anterior, servía para comprender el mundo. Así, el saber representaba el objetivo mayor de la condición humana. No obstante, líquido tiene otro significado si se une con saber. No es en absoluto un estado de la materia pero si se usa de metáfora para reflejar que un saber determinado es débil, tal como así hizo Bauman en su sociedad líquida.
Nuestro saber es débil en este sentido si lo denominamos saber líquido. Pero ¿por qué? Hay varios argumentos: 1) Sobrecarga de información: En la era digital, estamos expuestos a una gran cantidad de información. Esta sobrecarga puede dificultar la asimilación y retención efectiva de conocimientos. 2) Cambio acelerado: El mundo está experimentando cambios rápidos. Mantenerse al día con estos cambios puede resultar desafiante, lo que lleva a una sensación de conocimiento débil o desactualizado. 3) Dependencia tecnológica: La disponibilidad instantánea de información a través de dispositivos digitales puede llevar a una disminución en el pensamiento crítico. 4) Falta de formación: Los programas educativos, que son políticos, no redundan en la idea de una formación integral para los individuos, sino técnica y especializada. 5) Contaminación en la zona de confort: Nuestro bienestar es tan artificial y lleno de condicionamientos que entorpece la pretensión de saber como herramienta de la supervivencia. Se confunde sobrevivir para mantener la zona de confort con sobrevivir para evolucionar.
En definitiva, el saber no se concibe como una herramienta para la compresión del mundo, sino un vehículo para otras cosas. Es por esto que el saber es líquido, débil; ha pedido la visión que tenían en el pasado cuando lo consideraban fuerte, con capacidad para transformar el mundo y al individuo. El saber por desgracia es una forma de ignorancia. Y eso me asusta.
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