El presidente Obama asegura que ambos países «mantienen grandes diferencias, sobre todo en cuanto a democracia y derechos humanos». «Ningún país los respeta todos», contesta Castro.
La primera visita de un presidente estadounidense a Cuba en 88 años dejó ayer varios momentos para la historia, pero también la evidencia del desprecio del castrismo hacia el ejercicio de las libertades.
Tras reunirse con Obama, un Raúl Castro displicente e irritado se enfrentó a los periodistas extranjeros llegados para dar cuenta del histórico viaje, no sujetos a la férrea disciplina que el régimen impone a sus informadores. «Dame ahora mismo la lista de los presos políticos, para soltarlos», espetó desafiante el presidente cubano a un periodista que le preguntó por qué su país tenía «prisioneros políticos cubanos» y por qué no los liberaba. «¿Qué presos políticos? Dime el nombre o los nombres», le exhortó Castro, que aseguró que, «si hay esos presos políticos», los soltaría «antes de que llegue la noche».
El presidente cubano decía estas palabras al día siguiente de que se hubieran arrestado a decenas de miembros de las Damas de Blanco y a otros opositores, y después de que la Comisión de Derechos Humanos y Reconciliación denunciara a principios de este mes 2.500 detenciones en lo que iba de año. Ayer mismo, la Fundación Nacional Cubano Americana calificó como una «desfachatez» que el presidente cubano niegue la existencia de presos políticos y presentó una lista de 47, para los que pidió la libertad inmediata, informa Efe. Asimismo, el consejero de seguridad de la Casa Blanca Ben Rhodes indicó que «ha compartido muchas listas de presos políticos con el Gobierno cubano», si bien ha pasado de detenciones de larga duración a otras más breves.
Según se justificó Castro ayer, «ningún país cumple todos los derechos humanos». En el caso de Cuba, admitió que cumple «algunos, otros no», en concreto, dijo que 47 de 61. Pero, en su opinión, «no es justo, no es correcto, politizar el tema de los derechos humanos», aseguró. Subrayó que existen derechos como la sanidad, la enseñanza gratuita y la igualdad de sueldo entre sexos en los que Cuba sí cumple.
El presidente estadounidense constató las diferencias entre los dos países en materia de democracia y derechos humanos, al tiempo que indicó que, tras más de cinco «décadas muy difíciles» de relaciones, no se van a «transformar de la noche a la mañana». Además, subrayó que EE.UU. ni ninguna otra nación decidirán el destino de Cuba, sino los propios cubanos, aunque dejó claro que su país defiende la democracia y los derechos humanos.
El presidente cubano se mostró más interesado en obtener de Obama un compromiso para eliminar el embargo económico, que señaló como el «obstáculo más importante» para el desarrollo y el bienestar cubanos. Obama aseguró, por su parte, que el embargo «se va a terminar», pero admitió no saber «cuándo», ya que levantarlo «requiere el voto de una mayoría en ambas cámaras», recordó. A su juicio, habrá dos factores que lo acelerarán, la «utilidad de los cambios» que ya se han realizado, como las «interacciones de empresarios agrícolas en el mercado cubano» y la supresión de los obstáculos para que las empresas instalen internet de banda ancha para los cubanos. Precisamente, en una entrevista con la cadena ABC anunció un acuerdo con Google para extender internet en la isla.
Pese al desencuentro en materia de derechos humanos, Obama proclamó ante los periodistas que el de ayer era «un nuevo día» entre los dos países, expresión que pronunció en inglés y español.
Fuente: abc.es
Foto portada: www.internacional.elpais.com
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