La reforma tributaria en Colombia ya está aprobada. A este análisis quiero traer primero que todo unas palabras pronunciadas por el Ministro de Hacienda del país cafetero. El Ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, dijo tras la votación que la ley ayudará a erradicar el hambre, reducir la pobreza y la desigualdad, al igual que los privilegios de unos pocos, y avanzar frente a la inequidad, una promesa fundamental del gobierno. Hasta allí todo bien, pues si se trata de erradicar el hambre y reducir la pobreza son 2 de los mayores deseos de toda población en cualquier país del mundo. Ahora miremos qué productos de la canasta familiar están siendo afectados por esta reforma que grava productos ultraprocesados, plásticos de empaque de un solo uso para (Frituras, confitería y demás), productos que contengan azúcar, (gaseosas, jugos, mermeladas, pasta de frutas, etc), productos con complementos naturales de la leche, la mayoría de los embutidos de carnes, productos de panadería industrial, (pan empacado, galletería, tortas, etc), preparaciones que contengan chocolate o cacao, etc, y pastas hechas con harina de trigo y otro etc.
La lista es más extensa, pero esto es solo para que nuestros lectores tengan una idea de los alcances de la reforma, que definitivamente golpea la canasta familiar de los colombianos. ¿Pero si lo que se trata es de reducir la pobreza, se necesita que estos genios de las finanzas del gobierno Petro, nos expliquen de qué manera se va a reducir la pobreza en Colombia con el alza de impuestos a los alimentos? El incremento de los impuestos significa un alza de precios vía impuestos precisamente, y no estamos hablando de inflación, que es otro cuento, y esto a su vez quiere decir que los ciudadanos, van a tener que pagar más por esos productos. ¿Entonces de entrada ya hay una contradicción, porque como se puede reducir la pobreza y el hambre si estás cargando los alimentos con impuestos? Otra cosa es bien distinta cuando se habla que esta reforma tributaria, pondrá a pagar más impuestos a los más ricos, porque quien más gana, entonces que pague más impuestos. El mundo está siendo afectado por la elevada inflación, y de esto no se salva Colombia, que ahora tiene sobre si, el fantasma de la devaluación, de la que todo el mundo también está llevando su poquito. Sin embargo, la devaluación de la moneda del país cafetero, el peso, está en una devaluación exacerbada por las constantes declaraciones y los trinos del presidente Gustavo Petro.
Cada trino de Petro, es un golpe de martillo para la economía, aumentando la devaluación que ya sobrepaso la barrera de los 5.000 pesos por dólar, pero Petro culpa de la devaluación a los EEUU, que según sus propias palabras, tiene arruinados a los demás países del mundo. Con esta clase de afirmaciones, lo que Petro está haciendo, es preparando el camino para endilgarle toda la culpa de sus desaciertos a otros países, en este caso a los EEUU, cuando gran parte de la culpa la tiene él, y su séquito de servidores que en su mayoría, no están preparados para asumir los desafíos, que conlleva el manejo de temas tan cruciales como el aseguramiento del futuro energético del país, apoyado en el cambio climático, con el que Colombia contribuye, con un irrisorio 0.2% de acuerdo con economistas y analistas expertos como el Doctor Alberto Bernal. El peso colombiano, junto al chileno, se están devaluando a un ritmo mucho más acelerado que las monedas de otros países. Y esto está ocurriendo por la falta de confianza de los inversionistas, que se están llevando sus capitales, debido a la incertidumbre que generan Petro y sus ministros sacados de una baraja de naipes. La incertidumbre económica es uno de los peores enemigos para la inversión extranjera, entonces como consecuencia, hay menos dólares en el país, y ya se teme que en pocas semanas sobrepase los 6.000 pesos.
En mi análisis he llegado a varias conclusiones. Una de ellas, es que la subida de impuestos desincentiva el consumo, porque si los productos de la canasta familiar son más costosos, simplemente los ciudadanos no los consumen. ¿Y qué ocurre cuando hay menos consumo? Pues que las empresas dejan de vender, y si dejan de vender, hay despido de trabajadores, y si hay despido de trabajadores, hay desempleo y la economía se hunde. El impuesto a todo lo que contenga azúcar, va a desincentivar su producción, y va a golpear seriamente al sector, por poner un ejemplo. ¿Entonces, como puede el Ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, decir, que con la reforma tributaria quieren erradicar el hambre, reducir la pobreza y la desigualdad? La otra conclusión es que lo que busca el Gobierno izquierdista de Gustavo Petro, es desincentivar el consumo, y desacelerar la economía, para golpear de 2 formas al sector productivo e industrial del país. Vía reducción del consumo, y vía impuestos a los más ricos.
Si se les sube los impuestos a los más ricos, que es lo más lógico, el gobierno debe, por el contrario, incentivar el consumo, para que haya más empleo y la economía crezca. Entonces, para los colombianos, el gobierno Petro ya empezó la aplicación de la teoría del decrecimiento y no se dieron cuenta, solo que esta teoría, en el caso de la Izquierda Colombiana, está dirigida a la reducción de la generación de riqueza, y no a la conservación de los recursos naturales. Esta teoría fue esgrimida por la ministra de Minas, Irene Vélez, una profesora que enseñaba filosofía un una institución universitaria de la capital colombiana, y quien confunde la palabra hidrocarburos con la palabra carbohidratos.
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