La cultura es un valor, que aunque no tiene un precio colocado por cada acción, definitivamente genera beneficios hacia el bienestar de los individuos y la sociedad. Esta nota la quiero dedicar a una profunda reflexión que me ha estado rondando la mente sobre los gestos humanitarios de los latinoamericanos. Hay algo especial en nosotros.
Como consecuencia de los conflictos humanitarios por los que están pasando varias de las naciones en nuestro continente, estamos viendo un alza en la necesidad de actuar como agentes humanitarios. Aunque nuestros países anteriormente habían ya pasado por conflictos y carencias, es la primera vez en la historia que tenemos rápidas comunicaciones para educarnos y actuar de manera inmediata. No le hemos fallado a los necesitados.
En cada pueblo latinoamericano que he visitado he visto las caras de personas con ojos humanitarios, verdaderos filántropos. He presenciado los extremamente humildes campesinos de los Andes abrirle las puertas de sus fincas a refugiados y forasteros. He visto a líderes en ciudades de los Estados Unidos organizar eventos, por fuera de cualquier organización sin fines de lucro para salvar la vida a inmigrantes que no cuentan con seguro médico. Hemos logrado recolectar esperanza y cultivar paz.
El poder vivir de cualquier forma, sin tener que tener el último grito de la moda, con lo básico para educar a nuestros hijos y el deseo de seguir unidos como pueblos hermanos, nos hacen un grupo cultural único en el mundo. No importa de dónde venga hermano, somos latinoamericanos y nos vamos a sostener los unos a los otros porque compartimos la cultura más noble del planeta.
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