Los primeros cinco años de vida del ser humano son los pilares del proceso de desarrollo y crecimiento físico y mental. Por esta razón los padres de familia nos esforzamos por brindarles a nuestros hijos lo mejor, cueste lo que cueste.
Según cifras del Departamento de Agricultura de Estados Unidos el costo promedio de criar un hijo en EEUU desde el día que nace hasta que cumple los 18 años asciende a $233.610 dólares lo que equivale a $12.978 por año. Entonces, los cinco primeros años nos cuestan aproximadamente $65.000 dólares.
La vivienda, alimentación y salud son las categorías que representan la mayor parte del gasto. Sin embargo, la parafernalia y los juguetes para bebés y niños cada vez ocupan más espacio en el presupuesto de los padres.
Basta con que lo inviten a uno a un baby shower para darse cuenta del súpermercado que existe para los niños hoy en día. Coche para trotar, coche para pasear, silla para dormir, silla para mecer de día, silla para mecer de noche, silla para sentarse, silla para comer, silla portátil, etc.
Cuando tuve a mi hijo hace ocho años también caí redonda en el mercado de consumo y compré cientos de aparatos y juguetes absolutamente inútiles aún sabiendo que el mejor y más barato modo de entretenimiento era el tiempo que jugábamos en el tapete de la casa o en el parque.
Aunque todos los días me acostaba sintiendo que un tractor me había pasado por encima, me queda la satisfacción de saber que las horas de diversión que mi hijo me exprimió, coincide con las nuevas directrices sobre actividad física, sedentarismo y sueño publicadas por la Organización Mundial de la Salud.
El objetivo de la OMS es hacer un llamado para que los niños vuelvan a jugar. También recomienda que los padres le retrasen a sus hijos el acceso a las pantallas electrónicas lo máximo posible.
Explica que evitar que los niños–en especial los menores de dos años–se sienten al frente de una pantalla en lugar de correr y saltar para quemar energía, previene las consecuencias del sedentarismo como la obesidad infantil y la falta de sueño.
La OMS recomienda que los niños lactantes menores de un año se mantengan en el piso. Si van a estar en un coche o silla que no sea por más de una hora seguida y sostenerles un horario de sueño de 14 a 16 horas incuyendo las siestas.
Para los niños de uno a cuatro años la recomendación es incentivar tres horas de actividad física al día. El uso de tabletas o celulares para los mayores de dos años no debe exceder una hora (¡aunque es la niñera maravilla!) y se debe mantener un horario de sueño de 10 a 14 horas incluídas las siestas.
En los círculos médicos la tierna infancia es considerada “el período crítico”. Los rápidos cambios que ocurren en el cerebro en tan corto tiempo son drásticos y determinan el desarrollo del mismo por el resto de la vida.
Entonces, padres de familia: a jugar con todo menos con el futuro de sus hijos.
Foto portada: Lukas – Pexels.
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