¿Qué pasó con el oro y la paz? | La Nota Latina

¿Qué pasó con el oro y la paz?

Con mucho entusiasmo he seguido los pasos de la primera edición de la carrera Colombia Oro y Paz desde el momento que Rigoberto Urán empezó a hacerle barra a la idea de poner a Colombia en el mapa del ciclismo competitivo mundial.

Me imaginé a los miles de aficionados de este deporte planeando sus vacaciones hacia el sur occidente del país para batir la bandera tricolor y acompañar a la generación de escarabajos que tanto orgullo y alegrías le ha regalado al país.

Sin embargo, ayer dos noticias más compitieron con la carrera inaugural, robándole el protagonismo que ésta se merecía. La primera fue la visita relámpago de Rex Tillerson, Secretario de Estado de E.E.U.U., y la segunda, el informe de la Fiscalía sobre el alarmante incremento de la inseguridad ciudadana.

Lo más preocupante de ambos sucesos fue el común denominador: Venezuela. Durante la reunión del secretario estadounidense con el presidente Santos, la crisis venezolana acaparó la mayor parte de la conversación.

Las próximas elecciones en el vecino país–que muy poco tienen de democráticas–y el contagio de narcotráfico dentro de las filas de la revolución Bolivariana, fueron los puntos que el Gobierno Trump hizo prioridad por encima del crecimiento de los cultivos ilícitos en Colombia y la apelada descertificación de Colombia en materia de lucha contra las drogas.

Ahora, el informe de la Fiscalía sobre la alta incidencia de inmigrantes delincuentes, es una radiografía del tumor que crece a pasos agigantados en Colombia.

Según las cifras presentadas por el organismo judicial, entre el 1 de enero de 2017 y el 5 de febrero de 2018, se han realizado 1.869 capturas de venezolanos en situación de flagrancia. En otras palabras, si se comparan las cifras de delicuencia de enero del 2017 a las de este año el incremento fue del 228%.

CNN en Español también publicó ayer un extenso informe titulado “Bogotá, cada vez más insegura? Estas son las cifras de los crímenes en la capital colombiana” citando los resultados de la encuesta de Percepción y Victimización de la Cámara de Comercio de Bogotá.

Según estas cifras de 2017, el 77% de los encuestados ha sido víctima de hurto a personas, en su mayoría robo de celular (40%).

A pesar de que el presupuesto de seguridad de la Alcaldía de Bogotá para 2018 fue triplicado–de $177.000 a $540.000 millones de pesos–y más de 1500 cámaras han sido instaladas en la ciudad para fortalecer un centro de comando y control, la ciudadanía no solo en la capital sino en el resto del país, continuará enfrentando el flagelo de la delincuencia común.

Con este triste panorama, el nombre de la carrera de ciclismo debería ser ¿Qué pasó con el oro y la paz? porque parece que los dos se los robaron.

Solo le pido a Dios que desde hoy y hasta el 11 de febrero–día de la última etapa que culmina en Manizalez–los ciclistas, entrenadores, periodistas y visitantes extranjeros puedan deleitarse con los paisajes del Valle del Cauca, Quindío, Risaralda y Caldas y no tengan nada negativo que reportar. Eso sí, les recomiendo que guarden bien los celulares después de tomar las fotos.

 

Xiomara Spadafora
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