Los resultados sorprendentes que la individualidad humana es capaz de obtener en distintos contextos: deportivo, empresarial, científico, artístico, entre otros, son el resultado paradójico del esfuerzo mancomunado de otras individualidades que, al conjuntarse, van más allá de la imagen visible de la persona que logra destacarse. Entonces, es valorable que la sinergia de estos elementos pueda contribuir haciendo algo que de forma aislada podría ser más difícil o prácticamente imposible de alcanzar. Si estás de acuerdo con ello, puedes compartir conmigo que todos necesitamos de otros para el logro de nuestros objetivos.
Imagínate, por ejemplo, a un Messi con su extraordinaria habilidad para jugar al fútbol, pero sin la presencia y apoyo de su padre y madre; sin la visión de los técnicos que han sabido interpretar la mejor forma posible de maximizar su rendimiento; sin la calidad de los jugadores alrededor de él que permitan la técnica, la fluidez y la rapidez que su juego requiere para potenciar su perfomance; sin la estructura complementaria que permite que él vaya a lo suyo, disfrutando expandirse en su elemento, mientras el resto de las piezas se engrana inteligente y efectivamente haciendo lo que les corresponde.
Posiblemente gracias a ese conjunto de sistemas es que a este futbolista “de otro planeta” le ha sido posible alcanzar los registros que ningún otro astro del balonpié ha conseguido. Él, como muchos de nosotros en nuestros respectivos campos de experticia, además de su talento, requiere de los talentos de otros en su entorno: gente capaz de dar lo mejor de sí para que el resultado del conjunto sea excepcional, tal como el producto personal.
Según lo anterior, para que el genio individual brille es necesario que sus acompañantes brillen en igual o en mayor intensidad en sus respectivos campos de acción. En este orden de ideas, parece que contar solamente con las mejores respuestas posibles a los qué, para qué, cómo, cuándo, cuánto y dónde -para acotar algunas de las inquietudes que pueden surgir en el camino- es insuficiente para generar resultados sorprendentes. En adición, hay aspectos que pueden trascender el potencial individual, así como la disponibilidad de recursos, medios y condiciones necesarias para desarrollarlo al máximo. Estos condicionantes del máximo logro están íntimamente vinculados con los desafíos del ser para autogestionarse, coordinar acciones con otros y liderar los procesos implícitos proactivamente. Desde mi mirada, esto equivale a comunicarse, efectiva y afectivamente, consigo mismo y con los demás; quienes pueden lograrlo, alcanzan niveles de rendimiento asombrosos.
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