Estoy sentada en un asiento del tren express en una fría mañana de Octubre y voy hacer un viaje de dos horas. Justo cuando enciendo el teléfono y empiezo a leer mis emails llega una persona de edad madura, se sienta a mi lado, se queda mirándome de modo amigable y comenzamos una conversación que se fue tornando en agradable, interesante y divertida. Nos hicimos buenos amigos a partir de ese día y aprecio mucho su amistad.
Es posible que alguno de nosotros haya conocido a una o a varias personas con buena presencia física o no tan buena, grandes cualidades humanas y con muchos temas de conversación. Personas que saben cómo comportarse a la hora de hablar, al comunicarse con sus semejantes. Toman la palabra y dicen mucho. ¿Es en serio esto? Sí, esto es un caso común aquí, allá y en todas partes. Y ¿por qué ocurre esto? Existen varias razones a considerar: las personas se instruyen por medio de la lectura, viendo la televisión, entrando al internet, escuchando la radio, socializando con familiares, amigos o parientes. No están solo en la rutina de la casa al trabajo y viceversa o llevan vida de ermitaños; asisten a eventos sociales y la mayoría tiene alguna creencia religiosa. Todo les es importante y prioritario. Son proactivos, dueños de sus vidas y de sus actos y quieren influir en la vida y no pasar por ella sin vivir. Aprovechan todas las oportunidades de crecer y de progreso. Hablan de diferentes temas con todo el mundo, conversan sin miedo. Están viviendo la vida porque la vida es para vivirla y con mejor calidad día tras día.
Conocer a otras personas es una actividad típica de nuestra vida ordinaria. Caminando por las calles, entrando al autobús, parado en la rampa esperando a que llegue el tren, al abordar el avión; subiendo una escalera, en el trabajo, la universidad, en la casa, en el consultorio del médico, el cine, la playa, etcétera. En el lugar menos esperado se puede iniciar una conversación muy amena. Cuando nos sentimos a gusto conversando con una persona queremos volver a hablar en ella pronto. Lo contrario ocurre en el caso cuando la persona, aparte de estar desinformada, tiene actitud, un vocabulario corto y pobre, que la hace incapaz de sostener una conversación amigable y es por esa razón nadie quiere volver a conversar con alguien que es negativo.
Cuando se empieza la conversación debe hacerse en un estado de ánimo positivo para lograr un proceso que permita conversar con fluidez, tranquilidad y seguridad. El respeto hacia el otro y hacia su punto de vista es esencial. Por medio de una conversación se transmiten sentimientos, emociones, nivel intelectual, social, cultural y los principios de una persona. Hay muchos temas que se pueden tratar, familia, farándula, estudios, viajes, comida, lugares visitados y no hay necesidad de inmiscuirse en la vida personal del otro, violar su privacidad y mucho menos tratar ciertos temas delicados como el color de la piel, personas pasadas de peso, preferencias sexuales, razas, religión o hacer juicios sobre elementos de culturas. Se puede tener una buena conversación de temas sin importancia, premios, clima, los deportes, carros, casas, viajes, un libro que se acaba de leer, etcétera, porque lo que se desea es mantener una conversación ligera y sencilla donde se establecen las habilidades y similitudes, no llevarse cada uno la contraria de lo que se dice. Un dato muy importante a la hora de iniciar una buena conversación es mencionar el nombre de la persona porque a todo el mundo le gusta escuchar el sonido de su nombre. Hay que llevar el hilo de la conversación, usar el lenguaje corporal y mostrar interés mirando a la persona directamente a la cara. Otro dato muy importante de una conversación es usar el buen sentido del humor. Nadie le huye a un momento agradable de risa. He oído decir que las personas más felices tienen buen sentido del humor.
Hay que estar preparado para poder desenvolverse bien en una buena conversación cuando se trata por primera vez con personas de otras culturas. Hace unos días tuve el placer de conocer a una persona de una cultura distinta a la mía y cada vez que la persona me preguntaba cosas simples, pero no propias de mi cultura yo me sentía que estaba invadiendo mi privacidad y mis asuntos personales. Sencillamente me sonreía y contestaba con una evasiva. Después leí, e hice investigaciones por mi cuenta sobre cómo es esa cultura tan fantástica y la actitud de la persona era correcta pues en su cultura de manera normal eso es lo que se pregunta y ocurre cuando se conoce por primera vez a alguien. No es necesario disgustarse ni hacer un episodio dramático, pero sí es muy importante actuar y desenvolverse con amabilidad y sabiduría sin herir sentimientos. Hay una situación a la que nos enfrenta la sociedad de hoy, es sobre la oportunidad de establecer conversación con personas que hablan un idioma distinto al nuestro. Si puede llamarse a esto dificultad para comunicarse cuando el uno no habla el idioma del otro, debe verse más bien como una posibilidad si se asume una positiva actitud. La era de la tecnología ha traído consigo la ventaja de que las personas se interesen cada día más por aprender un segundo idioma y por lo tanto hoy hay más personas bilingües alrededor del mundo. ¡Que interesante sería poder conversar en dos o en tres idiomas!
Hay un refrán ‘por la boca muere el pez’ que tiene todo que ver con lo que hablamos. Lo importante es hablar poco y bueno y que estemos preparados para abordar cualquier tema de conversación con quien sea, cuando sea y donde sea.
¡Enfoquémonos en lo que podemos cambiar hoy y en el future!
Fotos: www. pixabay.com
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