Puerto Vallarta tiene sus zonas bien definidas: la más moderna con sus resorts y centros comerciales, y la que concentra el alma mexicana con sus calles empedradas, pintorescas fachadas y mucho color.
Al emprender la exploración de Puerto Vallarta en la búsqueda de su color local – recordando a Truman Capote – lo primero que encontré fue su calor, el que te brinda su gente, del que te habla la página turística del destino. Ya sea un comportamiento aprendido o una condición inserta en sus genes, lo cierto es que la cordialidad y la simpatía son una constante en este hermoso lugar del estado de Jalisco.
Siendo una ciudad costera dedicada íntegramente al turismo, es bueno saber que tiene zonas con características definidas, contrastantes y a gusto del visitante. Marina Vallarta, más cercana al aeropuerto, tiene rasgos de urbe moderna con su campo de golf de clase mundial, hoteles de categoría, una marina, centros comerciales, variedad de tiendas y restaurantes. Un paraíso playero similar a muchos otros, con su franja de resorts todo incluido.
Hay que pasar al territorio de calles empedradas, de pequeños edificios de caprichosa arquitectura y casitas de lindas fachadas conocido como Viejo Vallarta o Zona Romántica para entender que el corazón mexicano de Puerto Vallarta está allí. Es el espacio que se ofrece para caminar con calma durante el día, visitar los mercados de artesanía, las tiendas de platería, las galerías de arte, los locales de dulcería típica. Entre paseos, disfrutar también de la gastronomía local y la de otras latitudes, la que apetezca, ya sea en un simpático local con mesas en la acera o en un elegante restaurante con mesas finamente vestidas. Y la buena rumba no puede faltar. Hacia la medianoche, bares y discotecas concentran la energía del entorno.
El encanto de Puerto Vallarta
Me encantó Puerto Vallarta, especialmente porque se puede caminar a toda hora y curiosear. Su famoso Malecón fue construido precisamente con esa intención, la que deberían tener todos los destinos privilegiados por su contacto con el mar. Se trata de un paseo marítimo de 870 metros que comienza en el tradicional Hotel Rosita –Centro Histórico- y se extiende hasta la Zona Romántica donde se encuentra playa Los Muertos con su moderno muelle que se adentra algo más de 100 metros hacia el mar. El Malecón es un icono de la ciudad y una obra muy bien aprovechada desde el punto de vista comercial y cultural al concentrar restaurantes, bares, galerías de arte, joyerías, tiendas y esculturas.
La religiosidad es parte de la esencia mexicana y su representación está en la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe ubicada en el Centro Histórico. Es un símbolo de la ciudad, admirada por su bella arquitectura y su imponente corona. En su entorno existen tiendas de platería y locales que exhiben y venden obras de arte de artistas regionales y nacionales. Las campanadas suenan cada media hora, recordando la devoción a la Patrona.
En Puerto Vallarta, naturaleza y urbanismo conviven en armonía, creando un magnífico paisaje donde contrastan el verdor de las colinas y las aguas del Pacífico. Pero más allá de la imagen de postal que ofrece la zona urbana, montaña y mar se extienden por muchos kilómetros más, y es a cierta distancia de la ciudad, en terrenos menos intervenidos por el hombre donde el viajero encontrará playas con arenas y aguas más provocativas e interesantes opciones de ecoturismo.
Fotos: Anna Müller
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