El universo de ficciones creado por la poesía -condenado desde tiempo inmemorial por Platón, quien calificó de mentirosos a los poetas- lleva una y otra vez a la misma pregunta, a saber, si acaso la vida es capaz de admitir una dirección, un sentido, un fin preciso, o si, por el contrario, es tan sólo una realidad fútil a la que el ser humano debe falsear, inyectándole atributos de los que por naturaleza carece, para hacerla más tolerable. Sabemos que el ser humano es una posibilidad vacía susceptible de irse completando a partir de sus potencialidades. Debe sortear innumerables abismos que se visten de desesperanza. Lograr trastocar la oscuridad por fuente de vida no le resulta fácil.
Qué advierten tus ojos desde la ventana
Agua, luz de la luna, peligro, sueño.
Urna de roble, angulada en la raíz de un árbol:
raya vertical de luz, luego partió sin despedida.
Un destello violeta grabó la superficie rugosa.
Una luna roja
Vista a través de las nubes, o casi vista.
Un recuerdo que encontró su propósito,
estaba esquivo entre los mundos de lo perdido
y lo encontrado.
Un deseo hecho realidad, llegó por azar,
cuando la mente no podía sanar su tristeza.
Como a todos, una pequeñez furtiva y molesta con esmalte,
la oración insuficiente. La deuda se había pagado.
Una pintura sobre seda, tal vez una torpeza.
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