En el artículo anterior comentábamos la necesidad de reflexionar sobre lo que decimos a otros y a nosotros mismos, resaltando la importancia que reviste para nuestra imagen y nuestras posibilidades futuras el mostrar coherencia entre nuestros pensamientos y nuestro actuar. Todo lo que dices y tus pensamientos, tienen que ver con lo que crees acerca de ti y de tu alrededor.
Si aquello que te escuchas decir es “yo no soy capaz de…”, “no me atrevo a…”, “ya me volví a equivocar”, “no sirvo para eso” o cualquier otra expresión parecida, notaras que todas ellas tienen la particularidad de limitarte, pero sobre todo, observaras que ellas tienen que ver con tus creencias; te dices las cosas que refuerzan lo que crees de ti. Esas creencias te hacen seguir en ese tipo de pensamientos y esos pensamientos te llevan a un tipo de actuar que no te facilitan obtener los resultados que deseas. Ya que estas reforzando aquello que no te gusta.
Si quieres cambiar esta situación y alcanzar aquello que te genere más bienestar y satisfacciones, es recomendable observar tres cosas:
Lo primero es darte cuenta de lo que te dices. Es primordial tomar conciencia de ello, ya que muchas veces lo haces en automático, te dices fácilmente esas cosas que te limitan, sin percatarte de ello, generando un tipo de actuar que te limita. Pero ya, con el solo hecho de observarlo, estas dando el primer paso, reconocer lo que te pasa, porque si no hay una observación que te haga reflexionar, no se producirá la decisión por algo opuesto. Qué bueno que puedas obsérvate diciéndote lo que te dices, el tono con el cual te lo dices y reflexionar sobre ello: Que juicios tienes de ti? Te castigas? No te gusta lo que observas? Qué más?…
Lo otro es querer cambiar lo que no te gusta, desear realizar acciones diferentes. Allí es necesario enfrentar a los enemigos de tu aprendizaje, para que se te facilite el producir otros resultados, porque será mas cómodo mantenerte haciendo lo mismo, será más fácil quedarte en lo que estás acostumbrado a hacer; de allí lo fundamental de ser sincero contigo y reconocer si estás realmente dispuesto a trabajar en ello.
Por último y bien importante es: cambiar, producir esas palabras que te permitan modificar aquello que no te satisface y así puedas moverte a creencias diferentes con conversaciones totalmente diferentes. Para ello puedes apoyarte, entre otras, en declaraciones básicas como:
“Basta”: “Ya”, “No más”, implica que no quieres ya esa situación, hasta aquí decides hacer o aceptar algo.
Si”: implica aceptar una situación, un ofrecimiento, porque realmente lo deseas, porque estas convencido y ello te convierte en posibilidad para otros.
“No”: implica rechazar una situación, algo, porque no lo deseas, no lo consideras de valor, te hace daño, entre otras.
Al formular estas declaraciones con plena convicción, lo que queda es actuar en concordancia con las mismas, ya que, como dijimos en el artículo anterior, la coherencia entre tu decir y tu actuar, forjaran tu carácter para el desempeño y la imagen que otros, pero sobre todo, la que tengas acerca de ti.
Edda Caputto
Coach Ontológico Profesional y Gerencial-Facilitadora- Consultora organizacional.
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