Muchas veces cuando hablamos o cuando pensamos- que es la manera de hablar con nosotros mismos- lo hacemos sin reflexionar sobre lo que expresamos, con mensajes al aire, como si eso que decimos no tuviera consecuencias. Y resulta que es todo lo contrario.
Cuando aprietas un tubo de pasta de dientes y sale más de la cuenta ¿Puedes devolver al tubo eso que te sobra?
Nada de lo que decimos es inocente!!! Siempre trae consecuencias
Y es que para bien o para mal, aquello que se dijo ya quedó allí. Todo lo que conversamos refleja nuestras emociones, nuestros sentimientos y pensamientos.
Entonces, esto implica que no debemos expresarnos?, será que es mejor no decir lo que pensamos?…callar?… Por supuesto que no! Si aquello que se dice es positivo, será bienvenido ya que puede motivar al otro. Decirle a alguien lo bien que realizó un trabajo, expresarle que aquello que hizo por mí fue de gran ayuda, manifestar como lo que hizo ayudó a otro a resolver una situación. También expresar lo bien que nos sentimos con una persona, con la vida que llevamos a su lado, con lo que disfrutamos cuando estamos juntos, dar palabras de agradecimiento, hablar sobre posibilidades, aprender a pedir, entre otros, son conversaciones sumamente necesarias en nuestras vidas. Pero si aquello que vamos a decir no agrega ningún valor, sino por el contrario, destruye, obliga, molesta, manipula, fastidia, ridiculiza a las personas, para que decirlo?,… que tal si mejor buscamos otras maneras legitimas de decir aquello que nos hiere y molesta pero desde el respeto por el otro?
De igual manera, es sumamente importante entender que cada vez que decimos algo, es nuestra imagen la que se muestra ante todos, pero sobre todo ante nosotros mismos. Por ejemplo cuando nuestro hablar implica un acuerdo con otra persona, una acción necesaria de nuestra parte es honrar dicho compromiso y cumplir; esto sería mostrar un actuar coherente con lo que decimos, porque ello permitirá que nuestras palabras sean tomadas en cuenta como sinceras, nuestro actuar en coherencia con nuestras palabras hará que lo que digamos sea creíble para los demás. De allí viene el respeto y la validez que nos tengan cuando conversamos con otro. De allí el respeto y la validez que nos tengamos nosotros mismos cuando nos decimos las cosas que solo nosotros sabemos que nos decimos. Porque aunque decidamos no comentar con otros alguna de nuestras decisiones, quien puede acallar lo que nos decimos a nosotros mismos?, aquello en lo que nos dimos un compromiso sinceramente y luego resulta que nos saboteamos y no cumplimos. Como quedamos ante esto? Como queda la autoestima, la responsabilidad? La seguridad?
Y este último punto es fundamental, porque en la medida que nuestros pensamientos se ajusten cada día mas a nuestro actuar, estaremos adquiriendo la fortaleza que necesitamos para hacerle frente a todo cuanto surja en nuestro camino. De lo contrario estaremos condenándonos a un transitar en donde ni nosotros mismos nos creeremos. Entendiendo con esto que si cada vez cerramos mas la brecha entre lo que pensamos y lo que hacemos, tendremos sin duda las bases para seguir actuando de acuerdo con lo que en la ontología del lenguaje se le denomina nuestras “declaraciones”.
Declaraciones básicas en nuestra vida que no necesitan de nadie mas que de nosotros para darles autoridad y forjar el carácter que requerimos para ser excelentes en el desempeño de nuestra vida. Continúa…
Edda Caputto
Coach Ontológico Profesional y Gerencial-Facilitadora- Consultora organizacional.
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