El 31 de diciembre de 2022, con gran entusiasmo, el presidente de Colombia, el izquierdista Gustavo Petro, anunció un cese bilateral al fuego con cinco grupos armados ilegales, en respuesta a la solicitud de las comunidades de los territorios más amenazados por la violencia.
El cese al fuego bilateral comenzó el primero de enero y se prolongará hasta el 30 de junio de 2023, con cinco organizaciones armadas ilegales: el ELN, la Segunda Marquetalia , el Estado Mayor Central, las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) y el grupo Sierra Nevada.
El texto de la presidencia de la República dice:
«El cese tendrá como objetivo principal suspender la afectación humanitaria de la población en general y, en particular, de las comunidades étnico-territoriales y campesinas y a la Nación, suspender acciones ofensivas y evitar incidentes armados entre la Fuerza Pública y las organizaciones al margen de la ley mencionada.»
Un paso hacia adelante y otro hacia atrás
Con el anuncio, la gran mayoría de los colombianos, ya en celebraciones de fin de año, añadían un motivo más para estar alegres, y no era para menos. ¡Un cese al fuego con cinco grupos ilegales a la vez! Sin embargo, exactamente cuatro días después, el 4 de enero, una noticia derrumbó la alegría de los colombianos: se estaba cancelando el cese al fuego con el autodenominado Ejército de Liberación Nacional (ELN), un cambio radical después de que el grupo guerrillero señalara que no existía un acuerdo para detener las hostilidades, lo que contradijo lo anunciado unos días antes por la Casa de Nariño. No obstante, la Administración de Gustavo Petro insistió en acordar una tregua verificable.
¿Qué ocurrió? Que los máximos comandantes del ELN salieron a decir que era falso que habían acordado el alto al fuego con el gobierno de Colombia, desmintiendo al presidente Petro.
Ante semejante descalabro, el ministro del Interior, Alfonso Prada, salió a decir en una conferencia de prensa que fue que, que fue, que fue que… El ministro Prada dijo que fue que el pasado 19 de diciembre, la guerrilla del ELN anunció un cese unilateral al fuego, situación que también motivó la declaratoria de la medida por el presidente Petro, según aclaró el propio funcionario. Aquí entonces están pasando varias cosas.
La primera, que por parte del gobierno colombiano, todo suena a improvisación, a suposición, y a falta de claridad a la hora de hacer un acuerdo. El ELN dijo: «No, un momentico. Nosotros no hemos hablado ni hemos acordado en mesa de diálogo el cese bilateral al fuego, por lo tanto, eso no va».
Los helenos y los disidentes
¿Fue este un paso en falso del gobierno nacional? Me temo que sí. La segunda, para que el ELN acuerde un cese al fuego bilateral, no es tan sencillo. Sin duda alguna van a pedir más concesiones, y en últimas, el gobierno no pedirá nada a cambio. No hay que olvidar que no solo existe el enfrentamiento entre el ELN y la fuerza pública, sino también la guerra declarada con las disidencias de las FARC, que es otro cuento muy diferente. El gobierno podrá hacer acuerdos con la organización guerrillera, ¿pero quién garantiza que haya un cese al fuego entre los helenos y los disidentes? Porque en últimas, quienes quedan en medio del fuego cruzado son los campesinos que nada tienen que ver en ese conflicto.
¿Y saben ustedes por qué son los enfrentamientos entre las dos guerrillas? Nada más y nada menos, por el control de los territorios sembrados de coca, y por las rutas del narcotráfico. No, no, no, no. En esta pelea, ni el gobierno Petro puede intervenir, porque esto es mafia, señores. Ahora, si hablamos de las concesiones, no nos quepa la menor duda de que habrá suspensión indefinida de órdenes de captura contra los dirigentes de estas organizaciones, y por ahí derecho habrá impunidad. Ahora, ¿qué hay de la suspensión de los operativos y las hostilidades contra los grupos en mención? Y no estoy hablando de cese al fuego. Porque, por orden del ministro de la Defensa, Iván Velázquez, se han incluso suspendido los operativos con los que se perseguía a los grupos ilegales, dándoles la oportunidad de reagruparse, reorganizarse, y rearmarse, es decir, de adquirir nuevo armamento, etc. ¡Ah! Y se me olvidaba decir, que también tendrán el camino libre para mover la cocaína con plena libertad.
Fuentes:
Presidencia de la República de Colombia; Revista Semana; France 24.
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