Insólito leer que un estudio revele que los presos pasan más tiempo al aire libre que los niños. La dinámica de vida que nos imponen las ciudades modernas y la inseguridad tajante nos obligan a pasar más tiempo en casa, en la escuela y en centros comerciales y menos en parques o en ambientes naturales.
Hoy por hoy la tecnología priva y para nuestros hijos también. Súmele a eso que la vida se nos ha complicado. Atrás quedaron los tiempos es que se iba al parque o la playa, había contacto con la naturaleza y había espacio para los juegos al aire libre. La vida de hoy transcurre entre paredes, bien sea en el hogar, la escuela, el trabajo o hasta en centros comerciales.
Y es que la inseguridad reina y nos obliga al resguardo. Pero eso afecta a nuestros hijos. En el Reino Unido, la investigación de Dirty is Good arroja que los presos en cárceles de máxima seguridad pasan más tiempo afuera que los niños. En español la campaña se llama “Liberen a los niños. Ensuciarse es bueno”
El informe que estudió a más de 12 mil padres a nivel mundial, por lo menos en 10 países, indica que los niños pasan 30 minutos al aire libre por día y hay días en que uno de cada cinco niños ni siquiera sale afuera. Además ratifican que los niños pasan seguramente hasta 3 horas al día frente a la televisión, un smartphone o una computadora.
Los tiempos actuales y nuestras ciudades latinoamericanas con ritmos vertiginosos en cuanto a actividad e inseguridad, seguro les imponen esta realidad a nuestros pequeños.
Visitar un parque o una playa es algo muy extemporáneo. Entre el trabajo para sostener un cierto nivel de vida, como padres vemos nuestro tiempo súper comprometido. Además de la atención diaria de las actividades en el hogar, el trabajo y otros compromisos.
¿Qué hacemos con nuestros niños? La comodidad de arrojarlos a la Internet, la televisión, las redes sociales, los juegos cibernéticos, además de las tareas escolares que involucran también a las computadoras. Adiós al ocio, al recreo y al tiempo al aire libre.
Sin embargo, por el bienestar propio, de los niños y a nivel familiar, es necesario retomar el estar al aire libre y disfrutar del espacio natural.
Nuestros niños ganarán un tiempo valioso que los motivará positivamente en su desarrollo, su salud emocional y física, así como también en su aprendizaje y creatividad.
Si es de aquellos que se preocupa por los gérmenes, estar al aire libre ayuda a fortalecer el sistema inmunológico, incidiendo favorablemente en la disminución de alergias. Adicionalmente, la vitamina D que se genera al estar al aire libre ayuda a prevenir enfermedades del corazón y hasta la diabetes.
Son muchos los beneficios tanto para niños como para los adultos: mayor concentración, eliminación de estrés, fortalecimiento de la visión, más felicidad y relajamiento a la hora de dormir, mejoramiento de las habilidades sociales y más salud en general, por el solo hecho de estar fuera de casa o de espacios confinados.
El estudio confirmó que muchos niños ni siquiera han jugado una vez en parques, lodazales o han construido castillos de arena. La generación que se está formando, la Z como se le denomina, vive esta experiencia en su cotidianidad.
Como padres tenemos ese reto de brindarles a nuestros hijos un espacio para vivir al aire libre, para experimentar la vida de otra manera, lejos de las pantallas de la televisión y los ordenadores.
Se comprende la dinámica de espacio tiempo que muchos padres vivimos, sobre todo en países con grandes crisis sociales, con inseguridad reinante. Si se tiene el tiempo, los recursos económicos y las ganas, no sacrifiquen pasar un par de horas al menos con los niños al aire libre. Promover su desarrollo integral es el objetivo. Niños felices, adultos sanos.
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