No es el mejor momento para ser un hombre desempleado. Paulatinamente, se reducen los empleos destinados tradicionalmente a hombres y tienen cada vez más demanda aquellos que suelen ser identificados con mujeres.
Los trabajos que han ido desapareciendo, como operador de maquinaria, son principalmente aquellos que hacen los hombres. Mientras que las profesiones que están en auge, como auxiliar de enfermería, suelen ser desempeñadas sobre todo por mujeres. Una solución es que los hombres que han perdido sus empleos en fábricas trabajen como auxiliares de enfermería. Aunque más de un quinto de los hombres estadounidenses están desocupados, no buscan este tipo de trabajos en el sector de servicios. ¿Por qué? Porque se requieren habilidades distintas, y pagan menos.
También son vistos como “trabajos de mujeres”, algo que siempre ha sido devaluado en el mercado laboral estadounidense.
La oficina de estadísticas laborales (Bureau of Labor Statistics, BLS, en inglés) estima que las dos profesiones que desaparecerán más rápidamente para 2024 son la de operador de locomotoras, que se reduciría en 70 por ciento, e instaladores y reparadores de electrónicos en vehículos, que disminuirán 50 por ciento. Ambos empleos son desempeñados por hombres en 96 y 98 por ciento de los casos, respectivamente.
La mayoría de los trabajos que más han crecido son los de auxiliar de enfermería, ocupados en el 90 por ciento de los casos por mujeres. Cuando los hombres toman estos empleos calificados como “de mujeres” tienen mayor seguridad laboral y crecimiento salarial que en trabajos de manufactura, según investigaciones recientes. Pero les pagan menos y se sienten estigmatizados.
Por ejemplo, Tracy Dawson, de 53 años, era un soldador en St. Clair, Misuri. Ha perdido varios empleos, algunos porque sus empleadores exportaron el trabajo a China y México; otros porque los trabajadores fueron remplazados por robots. Ha escuchado de las promesas de crecimiento de los empleos en el sector sanitario: su hija se preparó para ser técnica médica, pero él nunca consideró hacer lo mismo.
“No voy a ser un enfermero. No tengo tolerancia para los demás”, dijo. “No quiero sonar mal, pero siempre he visto a una mujer en esos cargos de trabajos de enfermería o servicios médicos. Lo veo como algo que requiere del toque femenino”.
Las mujeres siempre han irrumpido en sectores dominados por los hombres, que en general son profesionales y bien pagados. No sucede lo mismo con los hombres en sectores dominados por mujeres. Ya hay muchas abogadas, pero pocos enfermeros; en parte porque los trabajos realizados por mujeres, especialmente los de cuidado, tienen salarios más bajos y son de menor jerarquía. Aun así, cuando los hombres, sobre todo los blancos, empiezan a trabajar en sectores dominados por las mujeres, acaban ganando más y consiguen ascensos más rápido que ellas, un fenómeno que ha sido denominado “la escalera mecánica de vidrio”.
Gran parte de la resistencia de los hombres a desempeñarse en los “trabajos de mujeres” está vinculada a la cultura de masculinidad, según algunos expertos que estudian el tema. Las mujeres son vistas como más empáticas y cariñosas; los hombres deben ser fuertes y capaces de ser el sostén de la familia.
“La masculinidad tradicional estorba en la carrera laboral de los hombres de la clase trabajadora, y es un problema”, señaló Andrew Cherlin, sociólogo y profesor de política pública en Johns Hopkins y autor de Labor’s Love Lost: The Rise and Fall of the Working-Class Family in America.
“Tenemos un retraso cultural en el que nuestro concepto de masculinidad no se ha actualizado a la par de los cambios en el mercado laboral”, añadió.
Pero decirle a los hombres que se desempeñen en trabajos femeninos les causa ansiedad y les parece condescendiente, según Joan Williams, una profesora de la Escuela de Derecho en la Universidad Hastings, en California y autora de Reshaping the Work-Family Debate: Why Men and Class Matter.
“Los salarios de los hombres blancos de la clase trabajadora se han reducido y eso provoca que los hombres en ese entorno se cuestionen si son ‘hombres de verdad’”, dijo.
Muchos hombres desempleados que hacían trabajos de manufactura dicen que no pueden tomarse el tiempo ni hacer el esfuerzo de entrenarse para una nueva carrera porque tienen cuentas por pagar. También dicen que escogieron sus carreras porque quieren construir cosas, no cuidar gente.
Lawrence Katz, un economista de Harvard, acuñó un término para este fenómeno: “Desempleo de espera retrospectiva”, o “buscar un trabajo que ya tenías”.
“No se trata de una disparidad de habilidades, sino de identidad. No es que no puedan convertirse en asistentes sanitarios, es que la gente tiene imágenes erróneas sobre su propia identidad”, dijo.
Si más hombres se desempeñan en “trabajos de mujeres”, pueden ayudar a borrar el estigma y convertirlos en “empleos de hombres”, señaló Janette Dill, socióloga de la Universidad de Akron, al menos para los empleos que requieren menos involucramiento activo en cuestiones de cuidado. “Más hombres se desempeñarán en ello porque no tienen otra opción, pero irán encontrando espacios que se sientan menos ‘de mujeres’ para ellos’”, dijo.
Algunos hospitales ya intentan que los empleos de cuidadores parezcan masculinos, como un póster de reclutamiento que compara la “descarga de adrenalina” de estar en una sala de operaciones con escalar montañas.
Fuente: nytimes.com
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