¿Por qué la vida familiar transita tantos problemas? | La Nota Latina

¿Por qué la vida familiar transita tantos problemas?

 

“Hogar, dulce hogar”; “Nada como la familia”; “No hay mejor lugar que nuestro hogar”… Y como éstas, muchas otras expresiones apuntan a una vida familiar casi idílica, ¿pero realmente es así? Si algo tiene la vida familiar es que no es un cuento de hadas, no es un vivir feliz para siempre. Como dirían algunos escépticos, la familia ha sido un invento del hombre ante su incapacidad y vulnerabilidad al permanecer en solitario. Pero cualquiera haya sido su origen, el hecho real es que hoy nadie puede negar su influencia como institución social en el desarrollo de la humanidad.

Ahora  bien, no deja de ser menos cierto que aunque en la familia logramos la satisfacción de nuestras necesidades emocionales y sociales, además de las físicas y materiales, es lugar común, por excelencia, de  continuos “problemas”. Llamo problema a aquella situación que nos saca de la rutina, nos incomoda nuestra tranquilidad y seguridades, pone a prueba nuestras habilidades y uso de los recursos. Es decir, son aquellas situaciones que desdibujan el cuento de hadas, de todos felices y sin contratiempos. Pero, ¿por qué se dan los problemas?

Como institución humana, la familia no está exenta de los retos y dificultades que enfrentan los miembros que la componen, de modo particular. Es decir, en ella se agrupan las vicisitudes particulares, agregándose las de orden grupal. Al ser una unión de seres, con voluntades, puntos de vista, necesidades, limitaciones y exigencias diferentes, se hace lógico que la probabilidad de enfrentar problemas sea exponencial al número de miembros que la componen. A mayor número de miembros en una familia, sus potenciales problemas aumentan, razón por la cual las familias numerosas suelen crear historias de mayor complejidad y miembros que en muchas oportunidades están afectados por el hecho de haber sido parte de ellas.

Además, se agrega el momento de vida de la familia, donde la edad, las expectativas de rol y de género, la relación entre los padres, los acuerdos en cuanto al manejo del hogar y los hijos entran en escena para agregar más variables que aderezan tal complejidad. Y es que las interacciones se encuentran mediadas por el momento histórico que se atraviesa como grupo y como persona, aumentando la probabilidad de desencuentros debido a  que en cada una de ellas, entran en juego afinidades y diferencias, estilos comunicacionales y acercamiento afectivo.

Entonces, tenemos que además de las particularidades y momento personal de vida, se encuentran las particularidades y momento de vida familiar, donde a mayor número de miembros, mayor cantidad de interacciones y combinación de elementos en escena.  Por tanto, lo esperado tendría que ser el que se presenten desacuerdos, confrontaciones, incomodidades, tal como se dan, pero que también se solventan y superan….la mayor parte de las veces.

Si tenemos en cuenta que los desencuentros se van a expresar, nos prepararemos para enfrentarlos con mejores herramientas. El mayor inconveniente se presenta cuando negamos que los problemas están o puedan presentarse; es querer mantener a toda costa y sufrimiento, el cuento de hadas; pero también está el querer manejar los problemas de manera individual, cuando debe privar una visión de dos como mínimo; es tener la idea distorsionada de que todos debemos funcionar de una misma manera o regidos bajo un mando único y unidireccional.

Los padres están llamados a ser los líderes, organizadores, árbitros y mediadores en gran parte del funcionamiento familiar, por lo cual, su claridad personal en cuanto al rol y funciones que cumplen, garantiza un armónico desenlace de los problemas. Pero si los problemas comienzan con ellos, por sí mismos o en su relación, entones la problemática familiar llegará a expresiones que pueden rayar en lo dramático.

Debemos concebir la familia como un sistema vivo, donde la perturbación en uno de sus miembros, afecta al resto; donde una situación externa o interna involucra a todo el grupo; donde los problemas pueden estar a la orden del día, pero donde en la medida que tengamos claro que los desencuentros, reajustes, mediaciones son parte del proceso de ser familia y más aún, nos preparamos para ello con herramientas como la comunicación, principios como el respeto y la cooperación, encontraremos y descubriremos que lo idílico de la vida familiar va a resultar en ese mismo hecho: ser el lugar donde podemos y aprendemos a superar problemas, sin destruirnos en el proceso.

 

Cristina Paz
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