A pesar de haber escrito hace dos semanas sobre el riesgo de utilizar grupos de músculos que no se ejercitan a menudo, caí redonda en un reto fitness que mi marido vio en YouTube–hacer 100 flexiones de pecho diarias por un mes–motivada por el deseo de eliminar las “alas de murciélago” de mis brazos.
Como era de esperarse, escasamente pude hacer 50 y eso apoyando las piernas sobre una pelota de yoga. Para no alargar el cuento, terminé en una cita de emergencia de acupuntura el jueves pasado para tratar el dolor intenso del nervio ciático en mi pierna derecha.
Estando en la sala de espera me quedé mirando un poster que estaba exhibido en una de las paredes del consultorio. Mostraba la silueta de un torso femenino con colores térmicos y aludía a a la prevención de cáncer de seno. Cuando la doctora me atendió le pregunté de qué se trataba.
Se denomina Digital Infrared Imaging or Breast Thermography, en español Imagen Infrarroja Digital o Termografía de Mama. El principio de esta técnica de imagen diagnóstica es que la actividad metabólica y la circulación vascular en ambos, el tejido pre-canceroso y el área que rodea un cáncer en desarrollo, es por lo general más alta que el tejido sano.
Debido a que los tumores de cáncer requieren un constante flujo de nutrientes, éstos incrementan la circulación manteniendo los vasos sanguíneos abiertos y creando nuevos para mantener su crecimiento. En consecuencia, la temperatura se eleva en esa región del tejido mamario.
Según los especialistas practicantes de la termografía, la extrema sensibilidad de la cámara médica infrarroja puede detectar las variaciones de esas temperaturas en el estado más temprano de un tumor o lo ideal, en el tejido pre-canceroso.
La termografía fue introducida en 1956 por el doctor Ray Lawson quien publicó un estudio “Implicaciones de la temperatura superficial en el diagnóstico del cáncer de seno“. Cabe mencionar que en esta década, la mamografía que conocemos actualmente también estaba en estudio y desarrollo por el doctor Robert Egan.
Con el paso del tiempo, la eficacia de la detección de la mamografía aumentó convirtiéndola en la herramienta número uno de detección del cáncer de seno en el mundo. Sin embargo, la exactitud de mamografía es aproximadamente 78% en todos los casos y aumenta a 83% en mujeres mayores de 50 años.
Mientras la mamografía, ecografía y resonancia magnética se basan en la búsqueda de un tumor formado, la termografía puede complementar el hallazgo de tumores incipientes o tejidos en riesgo para las mujeres menores de 50 años que la mamografía muchas veces no encuentra.
En Estados Unidos la termografía no está aprobada por la agencia federal que controla los alimentos y medicamentos (Food and Drug Administration) para uso exclusivo, sino en conjunto con la mamografía.
Luego de revisar archivos de internet, esta tecnología llegó a Colombia en 2010 y en otros países de Latinoamérica, como México, su utilización es mucho más reciente.
El cáncer de seno es el tipo de cáncer más frecuente en las mujeres alrededor del mundo, ya sea en países desarrollados o no desarrollados. En Estados Unidos las proyecciones son escalofriantes. Una de cada ocho mujeres estamos en riesgo de padecerlo en algún momento de nuestras vidas.
De manera que, en mi opinión, complementar la medicina tradicional con la alternativa es una buena combinación para luchar en contra del cáncer de seno y poder estar presente en las vidas de mis seres más amados.
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