El tema de la superioridad es bastante duro de sobrepasar para algunas personas. La necesidad de sobrellevar los retos de la vida hace que el ser humano trate de convencerse de que tiene una ventaja sobre alguna otra persona en su entorno. Hay quienes transforman esta necesidad en competencia y se convierten en personas con un gran ego. El ego es el peor enemigo del ser humano, ya que no le permite aprender cosas o de personas nuevas. El ego hace pensar que todo lo sabemos y que somos mejor que otras personas.
Afortunadamente, tenemos nuestra cultura para ayudarnos a poner los pies sobre la tierra. La cultura solamente existe si la compartimos como herencia dentro del grupo con el que somos iguales en tradiciones. Al enfocarnos en el aspecto cultural de nuestras vidas, podemos ver claramente que nadie es superior a nadie porque todos contribuimos de algún modo u otro al cultivo de nuestras tradiciones.
Recordemos quiénes somos: todos somos entes culturales con igual valor humano. No importa el nivel de educación, si uno se gana la vida trabajando con las manos o se la gana usando un computador, lo importante es que sepamos que lo que realmente vale son las buenas costumbres, los valores humanos y que todos aportamos a la sociedad. La cultura nos libera de complejos y nos permite ser libres.
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