Muchas veces creemos que la vida familiar está dada por una sucesión de eventos que se producen “naturalmente” y en la cual poca incidencia poseemos. Si bien la vida familiar posee ciclos y etapas que pueden dar a entender que, independientemente de lo que hagamos, ellas se van a suceder, el cómo llegamos y transitamos las etapas, sí va a depender de lo que nosotros hagamos, las decisiones que tomemos, proporcionando así dirección y organización, más aún si lo hacemos siguiendo un plan que previamente nos hemos planteado.
La planificación en la vida personal y en la vida familiar aporta sentido a las acciones, permite evaluar los avances hacia las metas y la eficiencia de nuestras escogencias. Finalizar un año y estar cerca del comienzo de otro, se convierte en un escenario ideal para hacer las evaluaciones respectivas de lo acontecido y logrado, pero más interesante aún, nos provee de la posibilidad de establecer correctivos hacia acciones no muy acertadas o mantener pautas que hayan sido exitosas. Tal labor, aunque mayormente aplicada en el plano personal, tiene múltiples beneficios cuando la hacemos para y con la familia.
Cuando planificamos, ponemos en acción una de las capacidades cognitivas de mayor complejidad, ya que requiere de atención, focalización, visión a largo plazo y análisis. En la tarea de planificar requerimos de:
a. Seleccionar la meta o metas que pensamos alcanzar, y que no son más que las situaciones finales deseadas.
b. Escoger las acciones que nos van a llevar a alcanzarlas.
c. Acompañar las acciones de los recursos tanto cognitivos como materiales necesarios para la ejecución de la acción.
d. Organizar dichas acciones de manera concatenada y secuencial, lo cual nos provee de un plan de acción.
e. Plantearnos el momento o período del año en el cual pensamos conseguirlo.
Parece un trabajo exhaustivo y lo es, cuando se hace por primera vez, pero una vez que se domina el proceso y sobre todo se disciplina la mente, se hace mucho más sencillo. El mayor reto está en identificar cuáles son las metas a lograr, tanto para nosotros en nuestro rol familiar, como el de la familia en conjunto.
Cuando de esta actividad se hace una conversación familiar, donde todos participen, podemos ir dando forma a ese plan familiar, siendo un buen inicio para su estructuración. No se hace necesario que desde un primer momento lleguemos a tener todas las metas definidas ni que, en los primeros intercambios, todos los miembros se sienten tipo taller de trabajo, aunque si así se lo proponen, excelente.
Dependerá de las características de la familia, la mayor formalidad o no, que le den a esta tarea. La dirección de la misma es de los padres y en particular del miembro de la pareja quien suela ser más hábil en actividades de organización, cuando los hijos están pequeños. Si es una familia con hijos adolescentes, alguno de ellos podría tomar la dirección, una vez que la actividad ya se haya realizado en oportunidades anteriores.
Se hace importante tener lápiz y papel a mano para tomar nota de las ideas que se vayan presentando. Cada miembro puede indicar una meta personal y una familiar. Sería ideal que la familia creara un muro o cartelera donde finalmente se escriban o se coloquen papelitos con dichas metas, las acciones, recursos y tiempo, para que sirvan de recordatorio y estímulo.
Dentro de los beneficios que la planificación familiar trae, se encuentra que:
- No solo el ejercicio de esta operación cognitiva la fortalece, sino que la mostramos a nuestros hijos y ellos aprenden por imitación y ejecución cómo se hace, pudiendo hacer sus ensayos dentro del grupo familiar.
- Permite a la familia pensar en el futuro, anticipar mentalmente las formas de ejecución de una tarea, descartando aquellas que no se muestren eficientes.
- Se proporciona a los hijos el mensaje y la enseñanza de que nuestro futuro no es azaroso, ni consecuencia de un devenir irremediable y que el mismo puede perfectamente organizarse en mayor medida, aumentando las satisfacciones personales y grupales.
- Además, se convierte en un espacio propicio para comunicarnos, ejercitar el respeto, la confianza y la cooperación.
Planificar familiarmente se convertiría en una actividad muy propicia para estos días festivos, cuando nuestros hijos están más tiempo en el hogar y muchos de los padres con un bajo nivel de actividad laboral. ¿Se animan?
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