Pensé que de México lo había visto todo. Pero qué equivocada estaba. Mientras el gobierno mantiene una férrea batalla para acabar con la vieja y corrupta práctica de “huachicolear” la gasolina de PEMEX, me topé con “El Santo Niño del Huachicoleo”.
Si la busca en internet, la figura podrīa parecerle hasta tierna. Un bebé vestido con un traje como de bautizo, sentado en una silla, con un tubo de PVC y un bidón de esos que se usan para transportar gasolina; símbolos de las herramientas de trabajo de los huachicoleros. Algo así como “El Niño Dios” pero de los ladrones de gasolina.
Hay que ser muy descarados para atreverse a pedirle a un “santito” que solape nuestro cinismo y nos convierta en invisibles con tal de seguir exprimiendo “de a gratis” los litros de gasolina que, por derecho, pertenecen a todos los mexicanos.
Al mentado “Santo Niño” no le importan las calamidades de millones en México, ni siquiera el que un padre de familia, tenga que dormir prácticamente en su auto, esperando que la gasolina en la estación alcance para comprar los necesarios para llegar al trabajo al día siguiente. Al “Santo Niño del Huachicoleo” parece que no le importan ni los sacrificios ni las larguísimas filas para que al tanque del automóvil por lo menos le entren unos cuantos litros del combustible que hoy parece tan codiciado como el agua. Y ni que decir de quienes tiene la vida en un hilo por un litro de gasolijna.
El folclor de México es inconfundible e inigualable. Existe La Santa Muerte, Jesús Malverde, el Santo de los narcotráficantes; El Santo Nińo de la APPO (Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca) con su paliacate rojo cubriéndole la cara, una boina negra una estrella de cinco picos; o de la Virgen de las Baricadas, que aprovechándose de la imagen de la Virgen de Guadalupe, acabó siendo el estandarte de los maestros en Oaxaca durante un conflicto en 2006 cuando exigieron lque Ulises Ruiz renunciara al cargo de Gobernador del estado.
Pero bueno, ya sabemos que de folclor y ridiculeces esta lleno el mundo, al igual que de “Santos” que parecen ser el único o de los pocos pilares de los que el pueblo puede asirse cuando la corrupción y la impunidad parecen reírse de la decencia y el sentido común.
Oiga, esto de ordeñar ductos de petróleo en México ya se había pasado de la raya. Me parece maravilloso que el gobierno haya decidido poner manos a la obra.
Desconozco si hay que agradecérselo a algún otro Santo pero, por lo que dice el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, por lo menos ya hay cerca de 500 huachicoleros a los que su “ Santo Niño” les falló y hoy están en manos de la justicia.
Por Lucía Navarro
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