Piropos: ¿cómo reaccionar ante ellos? | La Nota Latina

Piropos: ¿cómo reaccionar ante ellos?

Albelidys Guzmán
Albelidys Guzmán

Toda mujer, en algún momento de su vida, ha recibido algún comentario positivo o agradable sobre cómo luce, bien sea sobre alguna parte de su cuerpo, sobre su atuendo o sobre su apariencia en general. Si eres mujer, ¿recuerdas cómo has reaccionado frente a esta situación?

Dependiendo de nuestra edad y/o de nuestra madurez (una característica que no está vinculada con la otra, necesariamente) podríamos recibir un cumplido con más o menos sonrojo en un momento u otro. Pero, ¿siempre recibimos ese comentario con el mismo carácter positivo del mensaje que se nos está queriendo hacer llegar? ¡No! ¡Lamentablemente y en la mayoría de los casos, no!

Gracias a mi carrera profesional he tenido la oportunidad de conocer a mucha gente del medio artístico y hasta llegar a entablar amistad con algunas personalidades. Entre ellas actrices y modelos que cumplen a cabalidad con los estándares de belleza asignados por la sociedad y los medios, por lo que, ante los ojos de cualquiera, son mujeres muy hermosas. La mayoría son delgadas, altas, con melenas de ensueño, cutis de porcelana, sonrisas de perla… Probablemente el sueño humanizado de muchos hombres que desean una mujer así a su lado o de muchas mujeres que anhelan lucir de esa manera. Como es de esperarse, estas damas reciben una gran cantidad de comentarios positivos de sus maquilladores, estilistas, managers, amigos, parejas y, por supuesto, de su fanaticada. Piropos que van desde “¡qué bello te luce ese nuevo color de cabello!”, pasando por “¡tienes el cuerpo perfecto!”, hasta “¡eres la mujer más hermosa sobre la faz de la tierra. Sueño con casarme contigo!” Estas mujeres que gozan de fama por su carrera de modelaje, actuación y/o canto, están prácticamente acostumbradas a recibir cualquier tipo de elogios. Es tanto así, que ser blanco de un piropo es parte de su día a día, y lo reciben con la naturalidad de quien lo escucha o lee constantemente y con la certeza de que realmente son merecedoras de esas palabras que exaltan su beldad.

Ahora bien, sería casi inimaginable que estas preciosas mujeres recibieran algún comentario negativo de su aspecto y, mucho menos, que éstas se lo tomaran en serio. Pero, ¿eso pasa? ¡Sí, sí pasa! ¡Y pasa mucho!

Mujer bellaCada vez son más los espacios donde el televidente, el lector de revistas o el usuario de internet, tiene la oportunidad de interactuar y hacerle saber a la artista su punto de vista sobre alguna de sus características, sobre todo físicas. La mayoría de esos espacios los conforman las redes sociales y los foros en algunos sitios web, sin menospreciar que cada día es más fácil “tropezarse” con algunos artistas en la calle.

Para mi sorpresa (y la de muchos) cuando alguna de mis amigas de la farándula recibía una observación negativa sobre su apariencia –por muy educada o constructiva que ésta fuese- ellas lo asumían como un comentario poco gentil y se lo tomaban muy a pecho. Nunca olvidaré cuando a Perencejita (ese nombre que muchos venezolanos usamos para referirnos a alguien genérico o cuando queremos proteger su identidad, como es éste el caso), me llamó en un ataque de casi pánico para preguntarme si yo creía que estaba gorda. Después de reírme de forma inevitable, le pregunté casi automáticamente de dónde sacaba ese pensamiento loco, cuando ambas sabíamos que ella es extremadamente delgada. Mi querida Perencejita me contó que había posteado en su cuenta de Twitter (en aquel entonces Instagram apenas nacía) una fotografía de ella en la playa usando un bikini, y que algunos seguidores le dijeron que estaba engordando, otros le preguntaron si estaba embarazada, otros que debía cuidar las fotos que publicaba porque allí no parecía una modelo, entre otros comentarios menos decentes y más crueles. Al término de su relato, me aseguró que ya había hecho una cita con un cirujano plástico para que la evaluara para una liposucción y le había pedido a su entrenador del gimnasio que doblara las horas de ejercicios. Todo ello me pareció bastante exagerado, manteniendo mi punto de vista de que Perencejita es una mujer guapísima que, entre sus atributos, tiene un cuerpo formidablemente delgado y tonificado.

Pero, lamentablemente, el caso de Perencejita no es un caso aislado. Situaciones como esta las viví en varias oportunidades. Muchas (no voy a decir todas porque sería atrevimiento e irresponsabilidad) mujeres que son famosas en los medios de comunicación social y hasta en su lugar de trabajo, aunque éste sea una oficina normal, por su belleza y bondades físicas, creen e interiorizan con mayor fuerza un comentario negativo sobre su apariencia que un piropo. ¿La razón? ¡Muy sencilla! En el fondo no se valoran a sí mismas y no están conscientes de toda la belleza que Dios (o el bisturí) les ha dado.

Las mujeres en general buscamos formas de reafirmar nuestra belleza, nuestro encanto… Buscamos la forma de asegurarnos a nosotras mismas que somos fabulosas. Cuando fui gerente de mercadeo de una cadena de franquicias de servicios postales, tuve una compañera de trabajo que “cuando tenía el feo subido” (palabras textuales de ella), se iba a tomar un café en un centro comercial cercano. El motivo no era la cafeína a consumir, sino que ese camino al centro comercial la hacía pasar por una torre empresarial en construcción que –obviamente- tenía obreros por doquier. Estos trabajadores de la obra se desvivían por gritarle piropos a mi ex compañera de oficina, siendo en su mayoría comentarios muy subidos de tono acompañados de silbidos. Ella regresaba feliz a la oficina, pues esta rutina le ayudaba a recordar “lo buena que estaba”.

Todas, todas, absolutamente todas las mujeres tenemos nuestro propio encanto y es muy triste que siempre nos empeñemos en que sea nuestro alrededor quien tenga que hacernos saber lo lindas que somos. ¿Les ha pasado que cuando alguien les dice lo bien que se ven, ustedes no saben qué responder? ¿O rápidamente replican negando el cumplido y sacando a relucir algo que ustedes creen tienen como defecto? ¿O agradecen amablemente la cortesía?

Mujeres, recuerden lo espectaculares que somos –gorditas, flaquitas, con acné, cabello rebelde, bajitas, narizoncitas-. Luzcamos como luzcamos, Dios nos ha creado a cada una con un amor infinito y a cada una nos dio una virtud que nos hace brillar en cualquier lugar. Entonces, seamos gentilmente realistas con nuestro aspecto, y –cuando alguien de forma respetuosa nos diga un halago- sonriamos y, de corazón, digamos “¡gracias!”, convencidas de que somos bellas, encantadoras y que tenemos muchos lindos atributos que ofrecer al mundo entero. Famosas o no, nosotras debemos ser las primeras fanáticas de nosotras mismas.

albelidys@gmail.com

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