Tres décadas tardó en llegar a Europa desde las antípodas. Fue en Australia, donde la variedad de manzanas se conoce con el nombre de Cripps Pink, donde se cosechó por primera vez y allí es también donde su cultivo sigue siendo extensivo.
La tenencia de un árbol de esta variedad va más allá del capricho, ya que está sujeto a la concesión de una licencia del gobierno que ha hecho extensiva a unos 70 países, entre ellos EEUU y España. Las principales extensiones en España se encuentran en las provincias de Lleida y Girona, aunque existan también en alguna otra comunidad como la navarra. Joan Serentill, productor de esta variedad en Lleida resaltaba el importante papel que en la cosecha de calidad tienen las abejas, incidiendo en que “es un momento intenso de trabajo que se ha de conjugar con la meteorológica adecuada para evitar los hongos”
Con una vida aproximada de 20 años, el árbol tiene una increíble floración por etapas, que puede producirse desde el primer momento de la plantación. Una variedad controlada «que no se puede cultivar en grandes volúmenes por todo el mundo “, matiza Serentill al recordar que los primeros árboles de esta variedad se plantaron en España en 1997. Tras 25 años de investigación hasta conseguir resultados, ni un céntimo de los rollalties que “Pink Lady “genera desde su “invención”, ha ido a parar a manos de su creador,Jon Cripps, un ingeniero agrónomo fallecido el año pasado.
En primavera, de poco más de dos semanas, disponen las abejas para polinizar y lograr que las flores se conviertan en frutos. El espectáculo de los árboles en flor es tan impresionante que aun a riesgo de interferir se ha convertido en llamada para los amantes de la naturaleza.
Turismo de naturaleza
Unos 70 productores de España cultivan en pequeños terrenos esta variedad que no ha pasado desapercibida para grandísimos cocineros como Jordi Roca, que ha creado varios helados basados en el fruto de este árbol. El fruto, rojo y brillante, ha captado también la atención de modistos de la talla de Agatha Ruiz de la Prada que la ha incorporado en el diseño de una bolsa promocional.
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Con esa imagen fui creciendo y, en la medida de mis posibilidades, descubriendo esos otros mundos relativamente cercanos. Así confirmé que estaba en lo cierto, que somos iguales y somos distintos. Que nos unen costumbres y nos separan hábitos. Que usamos los mismos condimentos y dan lugar a diferentes comidas.
Y seguí creciendo, al menos en edad. Las posibilidades para disfrutar de viajes y gastronomíahan sido desiguales en función de cada etapa vital, pero he aprovechado cada una de ellas. Y lo sigo haciendo sin dejar de ser periodista en la radio, profesión con la que también soñaba y que se ha convertido en mi sustento económico.
Lamento que por largos que sean mis pasos y larga mi vida, nunca habrá tiempo suficiente para conocer todas las maravillas que esconde nuestro mundo. Pero lo realmente terrorífico es que no sepamos conservarlas. Aprieto mi paso, planifico nuevos destinos y sigo en ello. Me queda mucho por conocer dentro y fuera de España, donde vivo. Me queda mucho por viajar, mucho por leer, mucho por vivir. Y ójala pueda hacerlo junto a mi familia, a la que quiero por encima de todo.
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