Con la visita al Parlamento mexicano, los escritores de la Asociación Internacional de Poetas y Escritores Hispanos de Miami (AIPEH-Miami) concluyeron sus actividades culturales en México.
Acompañada por el escritor y periodista del Washington Post, Armando Caicedo; el poeta John Jairo Palomino, director de la Fundación Memoria Cultural; y los escritores Janiel Pemberty, autor de la novela “La Música del Olvido” finalista en el certamen Planeta y José Satizabal, periodista y autor de “Soñé, soñando que soñaba”, la destacada escritora y poeta colombiana Pilar Vélez presentó su libro “El Expreso del Sol” en un espacio del Senado de México, el cual fue cortesía del senador veracruzano, Héctor Yunes Landa, quien dada la importante temática de la obra, gestionó este digno lugar para la charla de la escritora.
Precisamente por la narrativa que aborda “El Expreso del Sol” cuando presenta el retrato de una sociedad atrapada por los conflictos socio políticos y los flagelos que genera y multiplica la violencia, Pilar Vélez comparó a México con Colombia en la lucha que su país ha librado con el narcotráfico y las células delincuenciales, una mezcla que se ha degenerado en patrones violentos que se heredan generación tras generación, a falta de programas de apoyo dirigidos, no sólo en materia de seguridad, sino de asistencia social y sicológica a las víctimas que han resultado de este fenómeno.
Durante el recital “Poetas de la diáspora colombiana” ofrecido en el Museo José María Velasco, Pilar Vélez, egresada de la Normal Superior Farallones de Cali, Colombia, no pudo omitir referirse a hechos violentos en México como el crimen de los 43 profesores normalistas de Ayozinapa, a quien dedicó uno de sus poemas e hizo mención a la muerte de periodistas en México y el más reciente, el asesinato del periodista Rubén Espinosa y la activista chipaneca Nadia Vera, junto con otras dos mujeres, hechos que siguen siendo parte de la agenda en el país mexicano.
Fue por esto que la autora hizo entrega a la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México, de algunos de los ejemplares de “El Expreso del Sol” toda vez que su libro está dedicado “a cada ser humano que ha sido víctima de la violencia y la injusticia y a los desplazados”, y aborda los derechos humanos del exilado, el derecho infantil y los derechos de las mujeres, a tener una vida digna, lejos de la violencia y el maltrato.
Y es que en su novela, Pilar Vélez hace una retrospectiva de al menos seis décadas de la historia de una familia que se ve forzada a abandonar el campo por el conflicto bipartidista conocido como “La Violencia en Colombia” que marcó un nuevo derrotero en este país.
La escritora refiere en su narrativa, a través de la pequeña protagonista, llamada Corintia, quien más tarde se convierte en una mujer que lucha, se prepara y sale a enfrentar la vida, de los traumas y las consecuencias en cadena que enfrentan millones de familias de desplazados del campo que han sido forzados al exilio y sufren la violación de sus derechos humanos. La intimidad de una familia le permite al lector, ser consciente de la dinámica disfuncional y violenta que se ha tejido a partir de un hecho histórico. En su historia los muertos no son estadísticas, sino personajes que aún tienen mucho por reveler.
Fue por esto que la autora hizo entrega a la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México, de algunos de los ejemplares de “El Expreso del Sol” toda vez que su libro aborda los derechos humanos del exilado, el derecho infantil y los derechos de las mujeres, a tener una vida digna, lejos de la violencia y el maltrato.
Y es que en su novela, Pilar Vélez hace una retrospectiva de al menos seis décadas de la historia de una familia que se ve forzada a abandonar el campo por el conflicto bipartidista conocido que violentó el país colombiano.
La escritora refiere en su narrativa, a través de la pequeña protagonista, llamada Corintia, quien más tarde se convierte en una mujer que lucha, se prepara y sale a enfrentar la vida, de los traumas y las consecuencias en cadena que enfrentan millones de familias de desplazados del campo que han sido forzados al exilio y sufren la violación de sus derechos humanos.
Se trata de una historia real que, en una analogía, puede situarse en cualquier país que enfrenta una guerra y que deja a muchas mujeres solas, como cabezas de familia, con sus hijos y demás parentela a la que tienen que ayudar a sobrevivir. La historia escrita desde la perspectiva de la cotidianidad de una familia que ha sido marcada por la tragedia, pone en evidencia las secuelas psicológicas de las mujeres que han sufrido la violencia y crean su propio escudo para sobrevivir al dolor, manifestó la autora durante una de las presentaciones en el recinto de la FILEM.
Abordó también el éxodo obligado que sufren millones de personas en el mundo: refugiados, personas buscando asilo, refugiados que regresan a las zonas de peligro, personas que se exilian dentro del mismo país y personas que vagan sin lugar propio, es uno de los puntos críticos que resalta en esta obra al igual que la indiferencia de la sociedad frente al desplazado. Y hace referencia a que “los hechos que obligaron a la abuela de Corintia a dejar lo único que tenía e iniciar su viacrucis en una ciudad que era incapaz de absorber la problemática social y ayudar al desprotegido, se ponen de manifiesto en este viaje forzado que luego emprende Corintia cuando decide buscar refugio en un suelo ajeno”.
Destacó que la memoria y el paso del tiempo, el dolor, la justicia y el perdón, son algunos de los diferentes aspectos que presenta en la temática de su obra a través de las reflexiones de Corintia sobre los sucesos que narra.
Dijo que con este tratamiento humano “El Expreso del Sol” permite que el lector conozca otro ángulo de la historia más allá de las frías estadísticas y que su libro se basa en testimonios y vivencias que deben ser vistas más allá de un lugar o un momento histórico, pues la violencia es una plaga que muta, se degenera y se transfiere de generación en generación sin distingo de clases sociales.
Y advirtió que en México, donde hay un patrón violento del narcotráfico, la mujer tiene que ser un objeto de interés para las organizaciones sociales que las representan y las apoyan porque muchas mujeres han quedado como cabeza de familia y tienen que asumir la responsabilidad absoluta de criar a sus hijos y en muchos casos encargarse de familias completas, y “son los hijos de esas familias las víctimas de la violencia, quienes a pesar de su vulnerabilidad, en ausencia de la asistencia social y sicológica, tienen el riesgo de transformarse en seres violentos y a la vez trasladarán esas secuelas de violencia al futuro de esta sociedad en 5, 10 o 15 años. Es necesario que los que tienen el poder, rompan la cadena y construyan una nueva realidad antes de que sea imposible reparar el daño”, afirmó.
Refiriéndose a uno de los mensajes de su obra, expresó: “es el testimonio de quienes deben seguir enfrentando las consecuencias de los conflictos socio políticos y la pobreza hasta el final de sus días y en un desafío al destino, están llamados a buscar dentro de sí mismos su propia liberación”.
By Ylia Ortiz Lizardi/ Fotos: Luis Barrón
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