Personas Especiales…Hace unos años llegó a mi consulta una mujer con las dudas que tienen, normalmente, la mayoría de las personas cuando se ven conmigo: ¿Cuál es mi misión de vida?, ¿Cómo me irá en este año?,¿Cuál es el mejor camino a seguir?, ¿Cómo ves mi relación de pareja? ¿Cómo está mi salud?, ¿Cómo ves a mis hijos?. Poco a poco fuimos conversando y cuando llegamos a los hijos, tema en el que soy especialmente sensible porque también soy madre, le siento una tristeza grande, profunda, me cuenta que tiene tres hermosos hijos, dos varones, y una niña y que esta es la consentida. Me disponía a darle un discurso sobre la igualdad de los hijos, cuando me dice, es que la niña es especial, tiene síndrome de down.
Unos días más tarde, llevaba a mis hijos al futbol y al lado de la cancha en la que entrenaban había una escuela de niños con síndrome de down, mi hijo menor siempre era el primero en escaparse, su hermano protector lo siguió. Su entrenador los dejaba hacerlo y se hacia el distraído. Yo observaba. Ese día nos montamos en el carro y en lugar de dormirse, comenzaron a conversar: “Mami, porque si ellos tienen barba me dicen cuando yo sea grande, por qué si parecen adultos hablan como niños y son tan felices, y por qué algunos hablan distinto, ah mami todos esos niños son especiales, ¿sabes?, son las personas que he visto que dan más amor sin conocerte”.
Les explique, con palabras sencillas por qué eran diferentes y las demás preguntas que hicieron. Al final, mi hijo menor me dice: “Sabes qué mami. Ellos vienen así porque son maestros que vienen a enseñarnos a ser felices, a vivir más tranquilos, y que la vida tiene ritmos distintos. Ellos se mueven diferente, para ellos el tiempo no el tiempo de los demás”. Y de tantas veces que conversaron mis hijos con estos chicos, un día me dicen: “Mami, la misión que ellos tienen es hacer que sus padres entiendan que aunque todos somos diferentes, los hijos son los hijos, merecen los mismos tratos, el mismo amor, las mismas oportunidades. Ellos juegan futbol como nosotros. Ellos si son especiales, son mejores que muchos humanos porque no conocen la maldad, son puros y todos deberíamos aprender a ser como ellos, buenos, puros, sin maldad y siempre tener esperanzas que vamos a lograr las cosas”.
Cuando atendí de nuevo a la mujer que les conté al principio, le comenté lo que mis hijos me dijeron y ella, se sintió aliviada y con la tranquilidad de saber que su niña tenía una misión especial y dejó de sentir culpa (ella sentía que por ella su niña “sufría” ese mal). Comenzó a ver que habilidades tenía su hija y cómo podía ella ayudarle a cumplir su misión, como hacer que la niña lograra participar en el mundo de una forma provechosa. Por supuesto que no se le hizo fácil aún hoy hay demasiados estigmas en torno a las diferencias, pero hoy afortunadamente existe más tolerancia y mucho más formas en las que podemos apoyar a estos “Maestros”, como mis hijos les decían y como yo los siento. Para ellos el cielo es el límite, por lo tanto ayudarles a plantearse objetivos, trazarse metas, que se sientan útiles, es un reto que bien vale la pena asumir.
Recordé esta historia, porque hace poco compartí un día de parque con Helenita, que es un maravilloso ser, una Maestra de bondad, que ha tenido el cobijo de una familia maravillosa y ella es el amor hecho persona, aparte de ser muy franca, divertida y toma unas excelentes fotos. Helena es una artista, que me dejó el corazón lleno de amor.
Las personas que tienen niños especiales, diferentes les digo, no los deben ver como una carga o un peso y deben ayudarlos a cumplir su misión. Ellos son maestros que vienen a enseñar las distintas formas del amor.
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