“La noche es una dama silenciosa que se pasea por las casas, entra en los cuartos, mira sin ser vista y se lleva los secretos de la gente”.
A Mila, solo a Mila, quien tiene una profusa imaginación se le ocurre asesinar a una anciana y dejarle una pequeña calabaza en la boca tallada con la técnica de Mukimono, nombre que le da a su primera novela.
Intuimos que la artista y escritora italo-venezolana, no quiso hacer su debut como novelista con un tema rosa, pues pensamos, sin ser peyorativos, que la descripción de los personajes es un poco más fácil. En cambio, ella se atrevió y se lanzó a las profundidades del misterio, regalándonos una historia que logra el objetivo de mantenernos en suspenso a lo largo de esta trama que se desarrolla en San Francisco, California, en el año 1920 y que tiene como protagonista a una familia completa, a dos empleadas y, obviamente, a la policía. Al estilo de Agatha Christie, no falta el detective que, en paralelo, tiene su propio drama y entreteje una historia de amor, a lo Corín Tellado, con una de las sospechosas del asesinato y nos mantiene en vilo hasta lo último para saber sin son dignos de un “final feliz”. Descubrimos que, muchas veces, las personas no son lo que aparenta porque «son como la punta de un iceberg y tememos encontrar lo que hay de ellas bajo el agua».
Cada personaje está muy bien desarrollado psicológicamente y nos lleva a imaginarlos. Mientras leemos sus comportamientos, nos vamos enterando de acontecimientos importantes de esos años: se estaba realizando el sufragio de la mujer por primera vez en los Estados Unidos, el terremoto de San Francisco que sembró miedo y dejó víctimas, los éxitos de esa gloria del béisbol Babe Ruth y de la pelea presidencial de Warren Harding y James Cox, que atrajo los grandes titulares de la época. La autora también se encarga de presentar lo diverso del país a través de cada personaje.
Pero hubo un personaje que nos enamoró y que cuenta la historia a través de su diario, sería la narradora en tercera persona, Artemisa. Se nos antoja decir que Artemisa es Mila Hajjar. A través de ella, Mila nos lleva a sus raíces italianas, a su gusto por la comida, por los grandes clásicos de la música y de la pintura. Nos ensaña a amar esa comida a través de esos dulces que aún se me hacen agua la boca, los Cannoli y también a hacer una buena salsa de tomate con albahaca y nos da ese truco tan italiano que aprendimos que, quizás, muchos de ustedes sabían, pero para mí fue todo un hallazgo. La mata de albahaca se riega antes de cortarle sus hojas, porque “desprende un olor más intenso. Es el mejor momento para arrancar las hojas… y solo se deben cortar las de arriba porque la planta crece demasiado. Mientras mas alta, más aroma pierde”. Además, Artemisa tiene a su gata Sombra y Mila, tiene a su Pupa.
Mukimono debería tener una segunda parte. Queremos saber que paso con la historia de amor de Artemisa y el detective Lin Lau, de Fela, esa mexicana que a través de su personaje nos enseña la cultura de su país, su duro proceso migratorio, su solidaridad y su amistad por encima de cualquier cosa y también de Charlie, el niño incomprendido de la familia, criado por una doméstica, como en muchos casos, y que en el encierro de su cuarto y en silencio solo pedía Amor.
Mukimono esta dispobible en Amazon.
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