En un mundo cada vez más desafiante, nuestra capacidad de adaptarnos, aprender y crecer es lo que nos permite encontrar propósito y equilibrio. No se trata de mujeres versus hombres, sino de reconocernos como un equipo, porque unidos somos mejores. El desarrollo humano no radica solo en avances tecnológicos, sino en aprovechar cada herramienta para construir comunidades más fuertes, creativas y solidarias.
Por eso, quiero compartir mi experiencia con el programa «Mujeres con Propósito», una iniciativa maravillosa liderada por Pepsico Venezuela, Fundes Latinoamérica, y la Universidad Católica Andrés Bello. Este proyecto busca capacitar a mujeres emprendedoras, brindándoles las herramientas y conocimientos necesarios para llevar sus ideas al siguiente nivel, todo de manera gratuita e inclusiva.
Desde el momento en que vi la convocatoria en redes sociales, algo en mí dijo: «Nada pierdes con intentarlo». Me inscribí sin expectativas, y para mi sorpresa, recibí la confirmación de que formaría parte de la 13ª Cohorte. Así comenzó una experiencia transformadora que ha sido mucho más de lo que esperaba.
Durante las clases, que se imparten dos veces por semana con una duración de seis horas semanales, conocí a profesionales con una trayectoria increíble que nos guiaron en temas esenciales para nuestros emprendimientos. Mi proyecto personal, que combina la creación de accesorios con mensajes de fe y amor, ha encontrado un nuevo impulso gracias a este programa.
Lo que hace único a «Mujeres con Propósito» no es solo su enfoque en el conocimiento técnico, sino la conexión humana. Aquí no importa si eres profesional o no, todas compartimos una actitud de progreso y resiliencia. En mi caso, decidí vivir esta experiencia desde la humildad, sin destacar mi rol como directora de Mujeres Positivas en el Mundo, para aprender junto a mis compañeras y crecer juntas.
Este camino me ha enseñado que no hay edad para aprender, que cada paso cuenta y que la verdadera plenitud está en nunca dejar de crecer. En un país como Venezuela, lleno de retos, pero también de oportunidades, ser parte de este programa me ha permitido ver el lado positivo, descubrir nuevos horizontes y conectarme con mujeres maravillosas que, como yo, están construyendo su camino.
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