Hace aproximadamente cuatro años, Mary y su esposo Yohan decidieron emprender un camino lejos de su tierra natal VENEZUELA, motivados por la escases de alimentos y el poco salario que percibían aun siendo profesionales: ella graduada de Radiólogo, el siendo militar; la joven pareja sin hijos, sin responsabilidad más que ellos mismo dijeron: Es ahora o nunca, ¡Debemos irnos!
Y como dicen en mi tierra pa´ tras ni pa ´coger impulso…
La pareja, animados por unos amigos que se encontraban en Perú, decidieron que ese sería su destino, compraron sus boletos por tierra y comenzaron su viaje de siete largos días. ¿Qué si fue fácil? Para nada; Mary nuestra protagonista de hoy nos cuenta: ¨Fueron los días más fuertes de mi vida, lo que más anhelaba era llegar, sentía que no iba a resistir el viaje completo¨
Una vez ingresaron en ese país comenzó su nueva aventura, se instalaron en un hotel de paso por unos días y luego de eso; con la pareja de amigos que los esperaba se mudaron a un departamento donde convivirían juntos. Mary consiguió rápidamente empleo en un restaurante pequeño donde sería asistente de cocina de la dueña del lugar: una Peruana que la recibió con cariño y con quien pronto Mary iniciaría una bonita amistad ¨Conocer a Lili fue una fortuna ella me dio empleo y me abrió las puertas de su casa, era mi jefa y también una buena amiga con quien podía contar para lo que fuese¨ dice Mary. Por su parte, el esposo de ella en compañía del amigo con quien compartían vivienda, tomaron la iniciativa de comprar una moto para trabajar en horarios de medio tiempo cada uno; todo marchaba de maravilla para ellos pero, aun así, Mary sentía un vacío que no la dejaba vivir a plenitud ¨Estar lejos de mi madre era lo más difícil, no verla, no poder abrazarla me estaba consumiendo, extrañaba a mis hermanas y amigos¨.
Un año después los amigos con quienes compartían decidieron abandonar el país, por lo que, Mary y Yohan quedaron solos en la lucha por seguir adelante; Mary relata que una vez ellos se fueron, la tristeza la invadía por sentirse más sola, pues tuvieron que trabajar más, y veía a su esposo pocas horas en las noches. Al pasar un tiempo deciden volver a Venezuela para intentar nuevamente estabilizarse en su tierra pero, tampoco fue tarea fácil, problemas, eléctricos, falta de agua, escases de alimento, parecía que todo estaba más difícil que cuando se fueron; de igual forma su elección era quedarse y luchar como muchos, lo que Mary no sabía para ese momento era que dentro de ella crecía el fruto de su amor con Yohan; semanas después cuando se enteró de su embarazo no les quedo otra opción que despedirse de la familia y amigos con los ojos encharcados en lágrimas y un corazón roto, para abandonar una vez más su país. Mary recibió mucha ayuda por parte de las entidades peruanas para su embarazo, se legalizo en el país y su hijo nació en perfectas condiciones. En la actualidad Yohan sigue trabajando como moto taxi, tiene una moto adicional que maneja un empleado y su bebé tiene cuatro años de edad. Mary vive con la esperanza de que su país mejore, para poder volver a abrazar a su familia y que estos tengan la oportunidad de conocer a su hijo.
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