Marines trasladan y salvan tortugas del desierto de Mojave | La Nota Latina

Marines trasladan y salvan tortugas del desierto de Mojave

La batalla entre la tortuga del desierto y la Marina de EE.UU. alcanzó una distensión en el desierto de Mojave, al sur de California.

El asunto fue, como en la mayoría de los conflictos, el territorio. Durante años la tortuga del desierto de Mojave (Gopherus agassizii) y el Centro de Combate de Aire y Tierra del Cuerpo de Infantería de Marina en Twentynine Palms, California, habían coexistido pacíficamente. Sin embargo, en 2013, el Congreso de Estados Unidos aprobó una expansión del centro de combate para poder organizar misiones especiales de formación y entrenamiento con tanques y armamento pesado. Esto podría dañar el hábitat de las tortugas y con ello poner en peligro su supervivencia, por lo que el Ejército reconsideró sus planes.

Como las tortugas son simples civiles en este conflicto, los marines que dirigen el centro de combate ahora se encuentran en una misión para finalizar el traslado de centenares de ejemplares a un lugar seguro. Es la mayor reubicación de tortugas de la historia. Incluso tiene un nombre: ‘Operación Tortuga del Desierto’.

La tortuga del desierto vive principalmente en el desierto de Mojave y de Sonora y está amenazada según el Acta de Especies en Peligro de Extinción (ESA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos.

Misión arriesgada

Mantener las tortugas a salvo es más complicado que simplemente mover los animales a otra zona del desierto. La operación fue precedida por una fase de planificación de casi tres años dirigida por Walter Christensen, jefe de la división de conservación de los marines, y el Dr. Brian Henen, director técnico del proyecto.

En 2014, los biólogos autorizados colocaron un transmisor de radio a cada tortuga que encontraban. Después liberaban los animales de nuevo a la naturaleza. La fase más crítica de la Operación Tortuga del Desierto comenzó el pasado 8 de abril, con el despliegue de 100 científicos dirigiéndose hacia las tierras desérticas, al oeste y sur del centro de mando, para encontrar ejemplares portadores de transmisores de radio. Se eligió el mes de abril porque es cuando las tortugas van en busca de pareja y por lo tanto son más fáciles de encontrar.

Los científicos evaluaron la salud de todas las tortugas, realizando análisis de sangre y un examen físico. Después colocaron 930 ejemplares en contenedores de plástico. Los helicópteros trasladaron los contenedores a 20 kilómetros (12 millas) de distancia, a uno de los cinco lugares identificados como un hábitat apropiado para esta especie. Se liberaron los animales en el punto designado y observaron su comportamiento.

“A lo largo de todo el proceso de recolección y liberación, examinamos varias veces la identidad y estado de salud de cada tortuga”, cuenta Christiansen.

El centro de combate realiza el seguimiento de un 20 por ciento de los animales liberados con transmisor, así como un número igual de tortugas que ya vivían en los hábitats de destino seleccionados, según explica Christiansen. Estos últimos reptiles también fueron examinados para detectar enfermedades respiratorias u otras, con el fin de evitar infectar a los nuevos vecinos.

Un gran costo

El costo total de la operación ha sido de casi 50 millones de dólares. Una suma elevada, pero que también financia un programa de seguimiento de 30 años.

Christiansen y FWS afirman que el traslado de los animales no supone un riesgo para la supervivencia de la especie. Sin embargo, hay algún indicio de que el traslado de tortugas, incluso bajo la planificación más cuidadosa, podría ser perjudicial. Un informe de 2014, publicado en ‘Animal Conservation’, señaló posibles serias amenazas para la salud de la tortuga del desierto como resultado de la mudanza.

En 2008, el transporte de esta especie de tortugas desde el Centro Nacional de Entrenamiento de Fort Irwin, también en el desierto de Mojave, hasta zonas al sur de la instalación, tuvo que detenerse tras observar una tasa de mortalidad superior a la esperada entre los ejemplares trasladados. No obstante, un estudio publicado en 2010, en ‘Endangered Species Research’, atribuyó la alta tasa de mortalidad a las condiciones de sequía, y no a una enfermedad o a una planificación inadecuada. El estudio decía que las tortugas en general no se encontraban en peores condiciones que aquellas que vivían en áreas silvestres del desierto.

Tomado de: www.dw.com

Redacción La Nota Latina
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