María Antonieta Hernádez, CEO y Presidenta de Community Networker, es un digno ejemplo de que con trabajo, pasión, constancia, perseverancia y Fe en lo que haces se puede lograr las metas propuestas y junto a su hija María José Haggen forman una dupla exitosa. Conoce su interesante y hermosa historia.
Como CEO y Presidenta de Community Networker esta empresaria de origen venezolano decidió sembrar raíces en el sur de la Florida y fue su búsqueda de ejercer en el área de negocios la que le llevó a crear un empresa donde lo primordial es establecer conexiones entre empresarios, comunidades y autoridades para ayudarles a crecer, bajo el amparo de Dios, desde una fe que bendice cada evento.
–-Eres venezolana, ¿Qué te llevó a emigrar a los Estados Unidos y en especial, a Miami?
— Mi objetivo principal era lograr un mejor futuro para mi hija y ayudar a mi familia en Venezuela. Miami es un lugar muy cercano para los latinoamericanos y los venezolanos y me gustaba porque podía seguir hablando español. Además es un lugar fantástico porque cuenta con muchas culturas y nacionalidades, lo que te da una mayor exposición con nuevos contactos y Miami es la ciudad perfecta para arrancar en Estados Unidos.
¿Cómo fue tu asimilación a la vida del estadounidense? ¿Cuáles fueron tus mayores retos y cómo lograste superarlos?
— Aunque se habla español, el mayor reto está desde que pisas un lugar desconocido, sola y sin familia, con una niña de 8 años y tienes que resolver y adaptarte para seguir adelante. Cualquier proceso de asimilación es difícil en cualquier lugar del mundo y siempre he pensado que lo más complejo es mantenerte enfocado entre lo urgente y lo importante: siempre lo urgente le quita tiempo a lo importante. Los retos fueron grandes, porque era madre de una niña pequeña, estaba sola y sin familia o amigos que apoyaran esa transición y no conocía a nadie. Además sin documentos, sin manejar el idioma y sin saber por dónde me iba a enfocar para emprender una vida profesional nuevamente.El trabajo del día a día estuvo centrado en confiar y tener una actitud positiva ante la vida.
–Siendo cristiana, ¿Cuéntanos cómo llegaste a la fe y cómo se integró ésta a tu vida profesional?
— La Fe arranca cuando asumes que por tus propias fuerzas no puedes lograr nada, que el camino es más duro. Entendí que con Dios es más fácil y allí comencé a desarrollar mi Fe. Concluí que todo el mundo necesita de Dios y en el mundo profesional aún más, porque con cada mala decisión retrocedes en dinero y tiempo, aunque todo es parte del aprendizaje. Cuando estamos con Dios y nos entregamos todo el tiempo, las decisiones son más fáciles de tomar. Es como dice el gran dicho de estar en el momento y en el lugar correcto.
–Eres emprendedora por naturaleza, ¿qué hiciste al llegar a Estados Unidos? ¿Qué oportunidad de negocios captaste y cómo comenzaste a establecerte?
— Cuando llegué a Miami intenté hacer lo mismo que en Venezuela, en donde me dedicaba al negocio del mayoreo para tiendas de ropa de niños. Lo primero que hice en ese entonces fue montar carritos en todos los mall de Miami y en cada local perdí muchísimo dinero. Me di cuenta de que Estados Unidos es un país muy difícil para arrancan cualquier negocio y la razón estriba en que hay una estructura legal, de permisología y reglas que si no las conocemos o aplicamos bien, podemos perder todo en una sola jugada. He trabajado en muchas áreas, desde repartir flyers, vender cuanta cosa me pasara por las manos, vender en negocios de multinivel, hasta computadoras y sus componentes, administrar una tienda de ropa, hacer producción de comerciales para TV, en fin de todo para salir adelante, ganar dinero y poder continuar con una vida digna.
–¿Cuándo nace Community Networker y en qué idea basaste la creación de tu empresa?
— Realmente nace de una necesidad como en muchísimos negocios. Creo que Dios me dio un don de poder ser parte de muchos grupos como relacionista pública y de ser proactiva, por esta razón siempre he llegado aportando y dando lo que he aprendido a otros para que ellos crezcan. Community Networker nació cuando visualicé la necesidad de unir a los cristianos con gente de negocios, autoridades, políticos y líderes comunitarios para lograr objetivos de crecimiento. De allí, del sentido de comunidad, viene el nombre de la empresa. Una de las cosas que caracteriza nuestros eventos es que siempre abrimos la actividad con una oración y para ello invitamos a líderes religiosos, desde pastores cristianos, sacerdotes católicos o rabinos para que inauguren nuestros eventos. Como empresa celebramos el pacto con Dios de que siempre lo colocaremos como lo esencial y primordial. Aunque en sí, es una actividad de negocios donde compartimos conocimientos, entrenamiento y espacios de relación con los empresarios y se hace networking a todo nivel”.
–Ser madre y empresaria al mismo tiempo es complejo, ¿Qué retos y exigencias afrontaste y cómo lograste compensarlas?
— Ser madre es un reto y algo que siempre he entendido es que la responsabilidad de madre es propia. No se la transferí a otras personas. Me tocaba duro porque tenía que atender a mi hija y después del colegio solía llevarla a clases de natación para que la niña hiciera deportes. Mis prioridades eran claras: el hogar y la crianza de mi hija. Lo más importante es la calidad de tiempo. Como padres solemos pasar tiempo con los hijos, pero no realmente con ellos, porque estamos pegados al celular o enfocados en otros asuntos. Es clave que entendamos los tiempos de cada uno, de padres e hijos y que mantengamos la calidad para así desarrollar confianza en nuestros hijos, saber qué pasa con ellos y cómo podemos orientarlos.
–¿Cómo se incorporó tu hija María José Haggen a la empresa?
–Mi hija siempre estuvo incorporada a mis actividades de negocio, así como también con el ir a la iglesia. Y en los tiempos de adolescente, fue duro negociar y mantener la responsabilidad. María José trabajó desde muy joven en varios empleos como contestando el teléfono en un taller de latonería y pintura de automóviles y hasta repartiendo flyers en centros comerciales. Eso le permitió ahorrar para comprarse su primer carro. Después ya estudiando, trabajó en el departamento de finanzas de la Florida International University, donde constató el valor de laborar en equipo y cumplir con exigencias mayores. Con esa base ingresó a Community Networker donde maduró logrando destacar en las asignaciones. No por ser hija podía hacer las cosas mal hechas, en ese sentido fui una mamá empresaria dura y exigente: las cosas se hacen bien en todo nivel y con calidad y excelencia. Necesitamos jóvenes que estén dispuestos a correr más allá, a exigirse a sí mismos mucho más, a correr la milla extra como se dice.
–¿Qué te dice María José hoy, cuando es tu mano derecha? ¿Cuáles son los valores que sobresalen en la relación de madre-hija empresarias?
–Para mí es un regalito de Dios. No es porque sea mi hija, pero ella cuenta con una gran calidad humana y una humildad a la hora de lograr sus objetivos. María José pasaba veranos haciendo trabajo comunitario para alguna institución en vez de estar vacacionando en alguna parte. Eso en sí la ha ayudado a crecer como persona. Nosotras somos súper amigas, confidentes y compañeras de trabajo, eso sí, entiende que soy su mamá y los consejos los valora muchísimo. Sabe que los padres siempre van a querer de corazón lo mejor para sus hijos, eso lo ha entendido y la vida se lo enseñó en un momento crucial cuando tuvo una caída y estuvo convaleciente un tiempo. Creo que Dios le mostro allí cuánto un padre –hablando en plural- puede amar a un hijo, pues la cargué hasta para bañarla. Fue un tiempo duro que nos ayudó a crecer en nuestra relación de madre e hija y darle más valor a cada cosa que tenemos, porque solemos darlas por sentado.
–¿Cuáles son los pilares de una mujer emprendedora para lograr el éxito?
— El primero: involucrar a Dios como la trenza de 3 que va ser difícil romper. Amar al prójimo como a ti misma. Muchas veces las mujeres no somos fáciles con nosotras mismas. Nos autocriticamos continuamente, y somos chismosas. Por naturaleza como mujeres, creo que debemos rectificar esa energía y más bien enfocarnos en ayudar a otros a crecer, incondicionalmente. Como dice el dicho: mientras más das, más recibes. Mi lema siempre ha sido: ayuda a otros, hasta aquel que nunca te va a ayudar, esa es una ley universal.
–¿Qué les aconsejas a las mujeres de hoy sobre el éxito?
— Creo que esa palabra la tenemos tergiversada. Pensamos que éxito es hacer más nosotras y no. Éxito es ver a tus hijos crecer sanos, sin drogas y con principios, éxito es ver familias mantenerse unidas a pesar de todos los problemas que puedan enfrentar, éxito es poner tu cabeza en la almohada en paz, éxito es ser mejor cada día como persona y entender el rol de la mujer en la sociedad. Muchas veces queremos ser como los hombres y por eso los hombres han bajado la guardia social y familiarmente y hasta ni se involucran. Éxito para mi es ver a mi hija feliz, creciendo como persona y como profesional, haciendo lo que más le gusta y poder ver a empresarios crecer, sin perder dinero porque no han sabido integrarse socialmente en Estados Unidos, ya que en eso los apoyamos, dándole educación en el área de negocios.
–Aparte de Community Networking, ¿en cuáles organizaciones estás vinculada y por qué?
— Es difícil contestar porque es una lista larguísima. Esa es mi pasión. Desde que abrí Community Networker no he trabajo un solo día de mi vida sin sumar relaciones de valor. Para mi es fundamental porque mientras más me relaciono con la gente, van sumando algo a mi esencia, a lo que soy y lo hago porque me gusta trabajar con la gente y para la gente, hacer grupos y apoyar a todos los que tienen el mismo sentir que yo: dejar un legado en este mundo de amistades sanas que estén dispuestos a ayudar a otros empresarios en su proceso de crecimiento, que tanto duele cuando estás arrancando. Mi mayor sueño es que esta organización crezca y sea un punto de referencia a nivel mundial para los hispanos que quieran integrarse a la vida empresarial y laboral en Estados Unidos, a través de espacios de formación, entrenamiento, coaching y networking, entre otras herramientas de superación y crecimiento”.
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