Cuando leemos o escuchamos la palabra compromiso de inmediato la asociamos con el amoroso. Con esa promesa idílica de: “Te quieres casar conmigo para el resto de la vida” y después se desvanece en el camino y, mucho más, en estos tiempos, donde nuestra vida íntima la exponemos a diario por las redes sociales. Pero el compromiso es una obligación que alguien contrae y puede ser con una persona, organización e incluso con uno mismo.
Siempre digo que “he pateado las calles de Miami” y me refiero a que he cubierto eventos, asistido a ruedas de prensa, networking, entre otros, para promover a nuestra revista. Por supuesto, esta realidad me ha llevado a conocer a cualquier cantidad de personas que se han comprometido, por ejemplo, a apoyarnos en algún evento. Sirva en este caso el relacionado con nuestro concurso de cuentos donde celebramos las letras y nuestra cultura. Lo dicen con tal convencimiento que nos emocionamos porque pensamos: “Si cree en la cultura y ve el potencial para promover su marca o servicio”, pero al final ni te responden los correos o llamadas y “se hacen los locos”. Lo peor es que cuando te vuelven a ver en persona, te saludan como si nada.
Seguro que alguno de ustedes ha estado en esta situación, pero ¿a qué emprendedor no le ha pasado? Por supuesto, qué compromiso y falta de palabra caminan juntas y mucha gente no las honran. Las causas pueden ser variopintas, pero ¿cuál es la razón de no cumplirlas? Como siempre, la mente juega bromas pesadas. A muchas personas ni les importa, dicen si para salir del paso y quedar como reyes o princesas, otras se fustigan con el “no sé por qué lo hago y sé que no debo hacerlo”, otros con el propósito de agradar o dar una buena imagen, algunos para hacerse los importantes, como dicen en mi pueblo “los papaupas”. El problema son las consecuencias que conlleva:
Pérdida de confianza de los demás.
No eres confiable.
No te toman en serio.
No sientes respeto por ti ni por la otra persona.
Lo peor es que podemos volvernos mentirosos solo por no aprender desde la sinceridad a decir esa palabra mágica que cuesta tanto: No. Un estudio realizado en la Universidad de Massachusetts (EE.UU) estima que el 60% de las personas adultas mienten al menos una vez durante una conversación de diez minutos. Caminamos al borde de ese límite. ¡Cuidado!
Nos hacemos trampas al solitario y muchas veces nos autoengañamos o mentimos para convencernos de que lo que estamos haciendo en ese momento está bien y que luego tomaremos la responsabilidad en otro tiempo.
Debemos, mis gentiles lectores, aprender a comprometernos con las palabras, acciones y con los deseos… Como siempre, nos gusta relacionar nuestros relatos con La Biblia. Hay varias citas que hablan del compromiso en los diferentes aspectos de la vida, pero también enseña que el principal compromiso de nuestra vida es con Dios. Jesús dijo: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el primer y gran mandamiento» (Mateo 22:37-38)
Los queremos mis corazones bellos. Gracias por leer nuestras reseñas, compartir y publicitarse con nosotras. Recuerden que aquí estamos para redactarles una nota de presentación, la entrevista que les ayudara a potenciar sus marcas, llevarles sus redes sociales desde cero o escribirles su historia y convertirla en un libro.
Pueden leer en La Nota Latina/ La Nota-Latina.com
La maleta de Lesbia: ¿Qué traerá?
- Manejamos carros viejos: ¡Estamos descalificadas!🚗🤔 - noviembre 5, 2024
- Escapando de la mediocridad: estrategias para transformar tu oficina y tus relaciones con los clientes - octubre 23, 2024
- Coca-Cola, Jesús, Kamala y Trump: ¡Le salió el tiro por la culata!🥤🎯 - octubre 23, 2024
